Sacrificios eEspirituales
Ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Hebreos 13:15.
Cuando nos reunimos para la adoración y el partimiento del pan cumplimos con el deseo del
Señor Jesús: celebrar la cena del recuerdo, ocupándonos de su vida, su sacrificio, su
muerte y su resurrección. Esto produce una respuesta de amor de nuestros corazones para
el Padre y el Señor Jesús.
Juntos damos las gracias al Señor por su amor. Le alabamos por haber hecho todo
bien, por haber complacido a Dios totalmente. Le adoramos por lo que él hizo y alabamos a
esta Persona que cumplió todo de forma tan maravillosa.
Nuestra adoración también se dirige al Padre, quien nos dio a su Hijo. Esa adoración
del Padre y del Hijo se manifiesta mediante la oración, el agradecimiento, la lectura de textos
apropiados de la Biblia y cánticos de alabanzas. Les tributamos en común nuestro homenaje.
Así como el creyente israelita del Antiguo Testamento podía traer sacrificios, nosotros
también tenemos un sacrificio que podemos llevar a Dios: el Señor Jesús mismo. Dios se
alegra cuando pensamos en la persona de su Hijo y en su obra de salvación en la cruz, cuando
le expresamos lo que nuestros corazones sienten al respecto. Este es un sacrificio que Dios
recibe con gusto. Esta alabanza también es llamada “frutos de labios” (Hebreos 13:15). Es
la adoración que sube hacia Dios desde nuestro corazón, pasando por nuestros labios.
Semejantes sacrificios espirituales agradan a Dios (1 Pedro 2:5).
La Buena Semilla
Cuando conocemos a nuestro Señor y Salvador, cuando conocemos al Padre
y somos guiados por el Espíritu Santo, tenemos un corazón lleno de agradecimiento
el cual nos lleva a una vida de adoración, porque reconocemos que sólo Él
es digno de la suprema alabanza y de la suprema adoración
Ministerio Mujeres en Victoria
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral
del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración
de la mujer en todas las áreas"..
La misión del Ministerio Mujeres en Victoria,
es fomentar en el creyente una intima y constante relación con Jesucristo
y fortalecer su deseo de servirle con amor y pasión todos
los días de su vida. Bienvenidos sean todo.