Nace el Señor de señores
igual que un pobre mendigo.
Vive entre los pecadores
sin ensuciar su vestido.
Siendo puro e inocente
muere igual que un malhechor
más resucita triunfante
como un gran Conquistador.
Al nacer, trajo la Paz...
Al morir nos dio la vida;
confirmando esta Verdad
con su triunfal despedida.
Ahora intercede por mí.
Es mi Amigo y mi Consuelo.
¿Qué más se puede pedir
al Señor de tierra y cielo...?