El uso de nuestra herencia
EFESIOS 1.11-22
La palabra "herencia" trae a la mente, por lo general, propiedades o dinero pasados de una
generación a otra. Pero Dios tiene una herencia aun mayor para compartir con sus hijos,
que les da en el momento que pasan a formar parte de su familia.
Gálatas 4.7 nos dice que los creyentes somos herederos de Dios. Lo primero que hay
entre nuestros tesoros incalculables, es una esperanza viva en Jesucristo que no nos
puede ser quitada (1 P 1.3). Además, él ha prometido suplir nuestras necesidades conforme a
sus riquezas (Fil 4.19). Es decir, ya poseemos todo lo que necesitamos para tener una vida
abundante y victoriosa.
No obstante, algunas personas se estancan en la pobreza espiritual, porque se niegan a verse
como hijos de Dios. Al no hacer uso de su herencia, son como el hombre que se ve a sí mismo
como una pobre y pecadora criatura, con la esperanza de aferrarse a un pedacito de fe, hasta
tener la buena suerte de morir e irse al cielo. Por supuesto, ese hombre pierde las bendiciones
que están a su alcance en esta vida, porque no está buscándolas.
¡Qué diferentes se ven a sí mismas las personas cuando miran a través de los ojos de Jesús!
Los cristianos que viven como los herederos amados y con poder que son, usarán abundantemente
su herencia de gracia para ayudar a todas las personas con quienes tengan contacto.
Dios da a todos los creyentes una promesa de herencia de las riquezas incomparables de su
gracia infinita. Somos ciudadanos del cielo espiritualmente ricos, que no tenemos nada que
temer en este mundo. Decídase a vivir con confianza en Cristo, y vea cómo derrama Dios con
abundancia su bendición.