Esta era una familia que no era ni rica ni pobre.
Vivían en una pequeña, pero acogedora,casa de campo.
Una noche, mientras se sentaban juntos para cenar,
alguien tocó a la puerta.
El padre se levantó para ver de quién se trataba.
Ahí estaba un hombre viejo con ropa destartalada,
pantalones gastados y sin botones;
cargaba una canasta llena de verduras.Le preguntó a la familia
si queríancomprarle algunas.
Para que se fuera rápido, ellos aceptaron.
Las visitas del hombre se repitieron y con el pasardel tiempo,
la familia y el hombre viejo se hicieron muy amigos.
El hombre le traía verduras cada semana a la familia.
Se enteraron que él era ciego, pero era tan amigable, que esperaban
ansiosamente su llegada para dialogar y disfrutar de su compañía.
Un día, mientras entregaba las verduras,
les dijo:- ¡Ayer recibí la más grande bendición!
Encontré una canasta llena de ropa quealguien
me dejó frente a la puerta de mi casa.La familia,
viendo la condición de su ropa y la necesidadque tenía de ella,
dijo:-¡Qué maravilloso
! ¡Cuánto nos alegramos!El hombre viejo y ciego,
pero con un rostro que brillaba de alegría,
dijo:-La parte más maravillosa de todo esto esque encontré
una familiaque verdaderamente necesitaba esa ropa.
La necesitaba más que yo…
Recuerda, la felicidad no depende de lo que tienes.
Más importanteque eso es tener corazón humilde y generoso.
El que tiene a Dios, lo tiene todo,
por lo que es feliz haciendo felices a otros.
Por:Autor Desconocido
Cariños:Chayii
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