Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. .....................................
Desde el momento que aceptamos el llamado que nos hace nuestro Padre, sufrimos una transformaciòn en nuestra vida, y en nuestro actuar, porque luchamos por que ya no sea haga el deseo de la carne y del yo que vive en nuestro ser, sino que queremos que Cristo se manifieste en nosotros, pero a travès de la fe y de la confianza que Dios fortalece en nuestra vida.
araceli