1Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
Las diez vírgenes somos la humanidad que vamos en la vida con el propósito, aun sin saberlo muchos, de encontrar a Dios.
2Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Las prudentes son aquellos que se han preocupado de indagar y de buscar a Dios y no han cerrado sus oídos a la predicación o, si no la han tenido, se han planteado buscar a Dios fuera del aparato religioso que no le haya dado a conocer a Él, y de la sociedad, arrepintiéndose y aguardando con esperanza la venida del día de Dios. Digo esto último por aquellos que en la India o en China o África no hayan recibido predicación, pero sí hayan salido de su tierra y de su parentela como Abraham que salió de éstas para esperar que el verdadero Dios se le revelase y tuvieron fe. Estos son recibidos por Cristo en la resurrección para salvación.
Las lámparas son nuestras almas, que necesitan del Espíritu de Dios, no solo del aliento de vida de Génesis. Las vasijas son las almas que se han convertido en recipientes del aceite o Espíritu de Dios. El aceite se obtiene por machacar aceitunas, que es el fruto del olivo. En Getsemaní, el huerto de los olivos, era donde Jesús era machacado en su aflicción y tomando la copa de nuestro pecado, destiló el aceite para que fuésemos ungidos con El Espíritu Santo, o sea, de Dios. Ahora nosotros también debemos de esforzarnos ya con el Camino abierto por Su sacrificio y resurrección, para dar frutos de Él, teniendo fe, orando sin cesar, predicando, ayudando a otros y ayunando. Leer 2 Pedro. 1-5 al 15. No sea que nuestras lámparas no se hagan vasijas y no contengamos aceite, y nuestras lámparas se apaguen y no tengan luz cuando venga el Esposo.
5Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Como en la vida, parece que El Esposo, Dios, tarda en venir y nos desesperamos y nos afanamos en nuestros quehaceres y cabeceamos y nos dormimos pero con la esperanza de Él, o sin ella los insensatos.
6Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9Mas las prudentes respondieron diciendo:
Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Ojo que dice la escritura "a la media noche", o sea, antes que acabe la noche, que puede ser antes de lo que pensamos. Se oye un clamor; ...y se tocará la trompeta... la voz de que viene el Esposo, a la final trompeta. Entonces todas las vírgenes, toda la humanidad se prepara para recibir al Esposo, al Señor. Entonces las insensatas, aquellos que no han querido recibir ni buscar a Dios, le piden a aquellos que le den de su aceite, de su unción, de su salvación, de su fe. Pero aquí se trata de la vida o la muerte espiritual. No se puede dar ésto a otro, pues es por fe. Id a comprar a los que venden aceite, a los que predican la fe en Cristo, en un Dios que recibe a los que se arrepienten de la inmundicia y echan de menos a Dios.
10Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Demasiado tarde, ya no se vende, ya no se predica, ya ha pasado el tiempo de buscar a Dios. Arrepentíos o pareceréis predicaba el Bautista, El Señor le bendiga grandemente a este buen hermano. Las que se arrepintieron entran en el reino de Dios. Querido hermano ¡No te quedes fuera, compra aceite ahora para tu vasija, busca al Señor y arrepiéntete, no sea éste tu último día y no te de tiempo, arrepiéntete ahora y lee "Dios y el Hombre!
11Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
En la Biblia el sentido de conocer es el mismo que cuando se tiene acto matrimonial. Si ésto lo trasladamos al Espíritu, mira a ver si tú conoces al Señor en Su intimidad como en el capítulo de la SUNAMITA y SACERDOTE. A los que no le han amado no les conoce espiritualmente. El Esposo y las bodas, todo concuerda. ¡Conoce al Señor ahora!
13Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.