En los tiempos difìciles, no hay nada mejor, y de mucho valor, que
dejarse caer en los brazos del Señor, que sea èl quien nos cobije
y nos de la fortaleza que necesitamos, acercandonos màs a èl con
una actitud de sencillez, humillaciòn y de entrega absoluta. solamente
nuestro Padre puede entendernos y consolarnos, porque somos creaciòn
suya, y porque el amor que el nos inspira es invalorable, no tiene precio,
ni medida.
araceli