Hoy en día, la mayoría de personas eligen nombres para los hijos en base a sus preferencias, pero en la antigüedad, el nombre describía a la persona. Cuando Dios se identificó a sí mismo a Moisés le dijo: "Yo soy el que soy". Esto puede parecernos un nombre extraño, pero, en realidad es la mejor manera de describir a alguien que existe absolutamente por sí mismo. En esencia, Dios está diciendo "Desde la eternidad pasada hasta la eternidad presente y hasta la eternidad futura, "YO SOY". Conocemos esta traducción del nombre de Dios como Jehová o Yavé. En la mayoría de versiones de la Biblia, está traducido por lo general como "Señor".
A lo largo de la historia judía, el nombre de Dios estuvo asociado con su presencia. Cuando Él condujo a los israelitas por el desierto, estuvo con ellos como una columna de nube en el día, y como una columna de fuego en la noche (Éx 13.21). Después de que construyeron el tabernáculo, el Señor habló con Moisés desde la parte superior del propiciatorio del arca del pacto (25.22). Dios dio a los israelitas símbolo visibles para recordarles Su presencia en medio de ellos. Cuado José condujo finalmente al pueblo a la Tierra Prometida, el Señor le dio dos promesas: Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé, y "Jehová tu Dios estará contigo en dondequiea que vayas".