Cómo cimentar la verdad en la vida
JUAN 8.31-32
Debido a que hay tanto engaño en nuestro mundo es esencial que estemos fundamentados
en las Sagradas Escrituras. Algunos creyentes han aceptado ideas erróneas simplemente
porque no han llenado sus mentes y corazones de la verdad.
Pero, ¿qué se necesita para estar fundamentado en la verdad?
El primer paso es reconocer que ir a la iglesia y escuchar sermones no es suficiente.
Se necesitan el deseo y la resolución de dejar que la Palabra de Dios moldee nuestra
mente, voluntad y emociones. Piense en un aspecto de necesidad, interés o lucha en
su vida. Consiga luego un pasaje en la Biblia que trate esa situación. Por ejemplo,
si alguien le ha herido consiga versículos sobre el perdón. Si no sabe dónde
buscar, utilice una concordancia o la lista de temas que tenga su Biblia en la parte
posterior.
Al leer el pasaje, busque el mandato de Dios y comience a hacer lo que él dice.
Después vea los resultados. ¿Qué ha hecho el Señor en su vida? ¿Qué aprendió sobre
él y sus caminos? Una vez que haya experimentado la bendición de la obediencia en
esa área, estará listo para aplicar lo que el Señor le revele en otros aspectos de
su vida. Una de las mejores maneras de plantar estas verdades
firmemente en su corazón, es escribirlas y examinarlas con regularidad.
Uno de los beneficios de incorporar la verdad a la vida es la libertad. Ya que cuando
creemos la Palabra de Dios y actuamos conforme a su verdad, no a nuestras emociones
y deseos, descubrimos que el Señor puede imponerse sobre todo lo que nos tenga cautivos.
Dr. Charles F. Stanley
Amado Padre celetial, en el dulce nombre de Tu Hijo Jesucristo te rogamos
que pongas en nosotras el querer como el hacer, que el hambre por Tu
Palabra nunca sea saciado, que dispongamos nuestro corazón a leeerla a
ecudriñarla diligententemente no sólo para memorizarla y que quede en
nuestra mente, haz que decienda a nuestro corazón y seamos hacedoras
de ella, para dar un fruto agradable a Ti y poder ser luz en las tinieblas.
Para tu gloria y honra te lo rogamos. Amén