¡No puedo olvidar!
Alguien a quien brindé orientación en la iglesia, insistía en que resultaba imposible olvidar los hechos que le impactaron. "Quiero seguir adelante, disfrutar la vida, pero inmediatamente aparecen las escenas de situaciones que me causaron dolor".
En nuestras fuerzas no es posible. Si bien es cierto el apóstol Pablo explica "No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos ha llamado por medio de Cristo Jesús" (Filipenses 3:13, 14. Nueva Traducción Viviente), muchas personas reconocen que no resulta fácil dejar atrás los hechos traumáticos.
Pero, ¿debe ser así? En absoluto. El Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros hoy: "…Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo los haré descansar" (Mateo 11:28, Nueva Traducción Viviente).
No es en nuestras fuerzas como logramos sobreponernos a los hechos traumáticos sino con ayuda de Dios. Él nos da la fuera para perdonar y trae sanidad a nuestras heridas emocionales. Es necesario descansar en Él. Y descansar en Él—nuestro amoroso Padre Celestial, no es otra cosa que entregarle todas nuestras cargas.
Hoy es el día para emprender una nueva vida. Basta que le abra las puertas de su corazón. Jesús, el Señor, transformará una existencia. No deje pasar esta oportunidad.