Gracia versus Obras
Qué interesante es pensar que nos acercamos a Dios por medio de Cristo, tal y como somos,
confiando solamente en la sangre de Jesús para limpiarnos de nuestros pecados. El corazón
está lleno de gratitud porque sabemos que no lo merecemos. Pero desde ese momento en
adelante queremos, por alguna razón ser merecedores de todo lo demá que Él nos da. Desde
entonces, Dios ha tenido practicamente que forzar cada bendición en nosotros porque
pensamos que no la merecemos. No leímos la Biblia lo suficiente, no oramos el tiempo que
era necesario o perdimos la pciencia con el tránsito. Hallamos millones de motivos para
sentirnos descalificados del favor de Dios.
A pesar de enfatizar por completo la fe, tratamos de vivir por obras una vida que ha sido
dada y diseñada por Dios para ser vivida por gracia. No es de extrañar que nos sintamos
frustrados y confundidos, ambas son señales de que nos hemos apartado de la gracia y
comenzamos a confiar en nuestras obras.
Cuando tienes un problema en tu vida que no sabes cómo resolver, lo que necesitas es
más gracia, no comenzar a razonar. Si no puedes encontrar una solución para tu situación,
entonces precisas que el Señor te la revele.
Cuanto más te impacientes y esfuerces en hacer algo al respecto, es menos probable que
veas las solución.
Donde fracasan las obras, siempre triunfa la gracia.
No frustres la gracia de Dios
Joyce Meyer
Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios,
porque "el justo vivirá por la fe". La ley no se basa en la fe, por el
contrario, "quien practique estas cosas vivirá por ellas"
Cristo nos rescato de la maldición de la ley al hacerse maldición por
nosotros, pues está ecrito: "Maldito todo el que es colgado de un madero'
—Gálatas 3:11-13
No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera
mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.
—Gálatas 2:21
Si podemos ganarnos la salvación obedeciendo la ley,
entonces la cruz está de más.

