“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los
huesos (Proverbios 14:30)
LECTURA BIBLICA: Proverbios 14:30; 27:4; Romanos 1:29-30; Gálatas 5:21;
Mateo 27:18
INTRODUCCION. Uno de los más grandes pecados de la sociedad, y uno de los más comunes, es la
envidia. Es un pecado bajo y despreciable. La envidia significa el mirar con mala voluntad a otra
persona. El diccionario define la envidia así: “Disgusto o pesar por el bien o prosperidad de otro”.
Por lo tanto puede decirse que la envidia es pesar, disgusto, desasosiego, descontento, y temor a
causa del bien ajeno.
La envidia hace pareja con los celos. Tienen una fuerte afinidad y muy raramente están separados.
Sin embargo, se pueden distinguir entre sí. Tenemos celos de lo nuestro; envidiamos las posesiones
de otro. Los celos temen perder lo que tienen; la envidia sufre al ver lo que otros poseen.
La envidia no está limitada a ciertos grupos de personas. Es asombroso notar como este pecado
mortal existe en los corazones de hombres y mujeres de todas las esferas sociales. Este mal
detestable aparece en los predicadores, doctores, abogados, políticos, banqueros, hombres de
negocios, maestros, cantantes, músicos, deportistas, como también en los oportunistas, en los que
ocupan cargos en la iglesia, y en miembros de la misma. Si la envidia sólo sirviera para espolear
nuestra ambición hacia el bien, para alcanzar más altos ideales, entonces sería algo recomendable;
pero generalmente lo opuesto es verdad.
La Biblia tiene mucho que decir sobre el pecado de la envidia. Está clasificada en la compañía impía
de la injusticia, de la fornicación, la perversidad, la avaricia, el homicidio, la contienda, el engaño, la
detracción, el odio a Dios, la desobediencia, y la mentira (Ro 1:29,30).
¿Cuáles son algunos de los efectos de este pecado de la envidia?
I. LA ENVIDIA HACE QUE LA PERSONA NO APRECIE NI DISFRUTE DE LO QUE TIENE
Hay muchas personas que no aprecian ni disfrutan de lo que poseen porque tienen envidia de lo que
otros poseen. La envidia es la raíz pecaminosa de la que brota la codicia. La Biblia dice claramente:
“No codiciarás” (Ex 20:17).
El codiciar lo que otro tiene o envidiarlo trae sólo la infelicidad. Hace que uno esté ciego a lo que uno
mismo posee. La Biblia dice: “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros,
envidiándonos unos a otros” (Gá 5:26). “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia
de los que hacen iniquidad” (Sal 37:1). “No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevra
en el temor de Jehová todo el tiempo” (Pr 23:17).
II. LA ENVIDIA NOS EMPEQUEÑECE
El tener envidia es una señal de pequeñez. El ser envidioso denota un alma estrecha. El ser envidioso
es admitir francamente que no se tiene la habilidad ni la natural disposición y capacidad para
competir con aquellos que se destacan, con aquellos que son superiores a nosotros.
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