Una sola razón por la que luchar
Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido deseos de rendirnos en esta vida cristiana. Es hasta cierto punto normal que en momento determinado ya no queramos seguir corriendo esta carrera, y lo es por el hecho de que venimos de una vida distinta, dada a los deseos que gobernaban nuestra carne.
En mi vida he tenido más de algún momento en donde he querido rendirme, en donde he querido tirar la toalla o colgar los guantes, pero por más que tuviera la intención de hacerlo, siempre hubo una razón por la que no lo pude hacer, una sola razón que es suficiente como para luchar en esta vida.
Y es que EL SACRIFICIO QUE JESÚS HIZO POR MI, ES LA RAZON SUFICIENTE PARA SEGUIR LUCHANDO.
Por un momento imagínate el siguiente cuadro:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)
Dios siendo tan perfecto, creador y soberano de todo lo que existe, decidió enviar a su UNICO hijo a la tierra, para que tomara forma de hombre, para que naciera y creciera experimentado todo lo que un hombre pudiese experimentar. El objetivo de Dios era que su único hijo muriera por nuestros pecados.
Se necesitaba un cordero perfecto, sin mancha alguna, que muriera por los pecados de todos nosotros, Dios tuvo la brillante idea de tomar la forma de hombre y ser ese cordero perfecto. Se humillo a si mismo tomando forma de hombre y fue obediente hasta la muerte.
Sufrir sin tener culpa, ser juzgado sin haber cometido falta alguna, ser despreciado y asesinado de la manera que lo fue, no era justo, pero Él tenía que hacerlo, Él tenía un plan perfecto y su plan tenía como objetivo brindarnos el perdón de nuestros pecados a través de su sacrificio.
¡Dios se hizo hombre! ¡Murió por mi!, no se lo pedí, ni siquiera se lo suplique, pero Él sabía que yo lo necesitaba, que en algún momento de la historia necesitaría de su perdón, y eso solo podía ser posible a través de un sacrificio perfecto que Él y solo Él era capaz de realizar.
Pensar en que Dios tomo forma de hombre y sufrió por mí, me hace darme cuenta de lo especial que soy para Él, me hace darme cuenta del amor tan grande que me tiene, me hace darme cuenta que NO PUEDO RENDIRME, que no puedo regresar atrás porque su sacrificio VALE MUCHO y si volviera atrás estaría demostrándole sin decirlo que no me importo lo que Él hizo por mí.
¿Sabes porque aunque quiero no puedo rendirme?, ¿Sabes porque aunque en muchas ocasiones lo he pensado no puedo dejar de luchar?, simplemente porque LO QUE ÉL HIZO POR MI FUE TAN GRANDE que merece todo mi esfuerzo.
¿Quién era yo para que Él muriera por mi?, ¿Quién era yo para merecer ese sacrificio tan lleno de amor?, y es que aunque yo no me crea lo suficientemente bueno para merecerlo, Él me hizo merecedor de Él, no por lo que yo fuera o hubiera hecho, sino porque me amo y a través de su sacrificio me da la oportunidad de ser redimido, comprado nuevamente, el precio: Su Sangre.
No puedo rendirme, tengo que seguir luchando, TENGO QUE VALORAR SU SACRIFICIO POR MI, no puedo dejar que todo lo que Él hizo por mi sea en vano, ¡No!, ¡Tengo que seguir aunque sienta que ya no puedo!, no creo que algún día sufra más de lo que Él por mi sufrió, entonces tengo que sacar fuerzas de donde no las tengo, entonces tengo que confiar en que Él es mi fortaleza y su sacrificio por mí la motivación que me lleva a NO DARME POR VENCIDO.
No me rendiré, valorare cada día ese sacrificio y cuando a mi mente vengan pensamientos que me quieran llevar a dejar de luchar, me mirare en un espejo y veré que ahora no soy ni la sombra de lo que un día fui sin Cristo, que ahora soy hijo de Él, que ahora Él me ha hecho una nueva persona y sobre todo me daré cuenta que mi futuro es esperanzador puesto que estaré junto a Él en la eternidad.
Querido amigo, querida amiga, ¿Por qué piensas en dejar de luchar?, ¿Cuál es el motivo más grande que te lleva a querer pensar en rendirte?, solo piensa por un momento: ¿QUÉ HIZO DIOS EN TU VIDA?
¿Sabes?, Dios te escogió desde el vientre de tu madre, te hizo nacer, te cuido siempre, un día mientras andabas perdido y sin rumbo, te busco, ocupo cada medio para llevarte a ese momento especial en el cual te llamo, accediste a su llamado, Él con los brazos abiertos te recibió, te perdono, cambio tus vestiduras, sacudió el polvo de tu vida y te dio la nueva oportunidad de comenzar una nueva vida, esta vez junto a Él. ¿Por qué entonces estas pensando en regresar al lugar en donde en realidad no eras feliz?
Lo que Cristo ha hecho por ti, desde su sacrificio hasta la forma cómo ha cambiado tu vida es una razón suficiente para seguir luchando y no darte por vencido.
¡Lucha y hazlo por Él, por todo lo que Él ha hecho por ti!
“Hace mucho, mucho tiempo me aparecí ante ellos y les dije: “Pueblo de Israel, siempre te he amado, siempre te he sido fiel. Por eso nunca dejaré de tratarte con bondad. Volveré a reconstruirte, y volverás a danzar alegremente, a ritmo de panderetas”.
Jeremías 31:3-4 (Traducción en lenguaje actual)