Como cristianos, sabemos que el Señor Jesús murió en la cruz por nuestros pecados.
Pero, ¿por qué tuvo que soportar una muerte tan espantosa? ¿No podía haber redimido
a la humanidad de otra manera?Para responder a esta pregunta, debemos primero tener
presente la justicia de Dios. Nuestra naturaleza pecaminosa no puede existir en la
presencia de la santidad pura. La Biblia nos dice que "todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios" (Ro 3.23), y sabemos que "la paga del pecado es
muerte" (6.23). Esta realidad nos deja en una condición de perdición,
separados eternamente de Dios.

Cuando el pecado entró en el mundo, Adán y Eva cayeron en un estado de mortalidad.
Sus transgresiones crearon una barrera entre ellos y el Señor, con el resultado de
que la humanidad se volvió depravada, rebelde y enemiga natural de Dios. Nuestra
naturaleza pecaminosa no podía redimirse a sí misma, sino que tenía que ser redimida
por algo más grande y más puro. Era necesario un sacrificio, uno que fuera impecable
y sin mancha.

Debido a que nuestro Padre celestial nos creó para él —para glorificarle y pasar la
eternidad con él (1 Ti 2.4)— proporcionó la única ofrenda suficientemente poderosa
para revertir las consecuencias del pecado y restaurarnos a nuestro propósito original.

Cuando el Señor Jesús murió en la cruz, pagó al precio de todos los pecados de la
humanidad. Su amor y su misericordia maravillosos son para usted también (Ef 1.5, 6).
él le selló con el Espíritu Santo (4.30), y lo hizo su hijo, salvo por gracia por toda la eternidad.

Dr. Charles F. Stanley

En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, Según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo
aceptos en el Amado. Efesios 1:5-6

Bendito y alabado sea nuestro Señor y Salvador Jesucristo,

Ministerio Mujeres en Victoria
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración
integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración
de la mujer en todas las áreas