" Yo, que lo miro con mis ojos, sé que este pan es el Señor del cielo y tierra. Yo, que lo gusto con mi boca, sé que este pan es el Señor que nos espera. Sé que la forma de formas vive feliz en este trozo de materia, y que su harina inmaculada no es otra cosa que su carne verdadera. Sé que la luz que no se apaga brilla desnuda en esta luna siempre llena. Y que la voz de las alturas duerme callada en esta boca siempre quieta. Sé que el océano sin fondo cabe sin megua en esta nota que destella. Y que la selva sin orillas está encerrada en esta brizna carcelera. Sé que el volcán inextinguible se manifiesta en esta chispa de inocencia. Y que amor inenarrable tiembla escondida en esta lágrima serena.(.........) Su luz que alumbra y alimenta, brilla sin tregua en el altar y en la custodia. Y desde el fondo del sagrario se multiplica sin descanso en limpias ondas. Cruza los muros de materia que la separan de los seres que ambiciona. Vence las puertas que resisten a la profunda caridad que la devora. Pisa el umbral de las tinieblas, entra en la ciega oscuridad, busca en las sombra. Y al fín reposa en nuestras almas, que son estrellas apagadas y remotas. Infunde paz en las que sufren; deja su brillo de piedad en las que lloran. Y todas juntas abraza con un amor incomprensible para todas. Después ajusta al movimiento de nuestras almas al del sol que la ocasiona. Y con el sol que la difunde concierta el ansia incontenible de sus órbitas.(.........) La luz penetra en los lugares más silenciosos y en los sitios más oscuros. Y va llegando con sus rayos hasta los últimos rincones de este mundo. Y en los fríos y olvidados abre con honda caridad su blanco puño. Y de su mano bienhechora deja caer una semilla en cada surco. Luego de haberlas fecundado, vuelve cantando hacia su sol eterno y puro. Y en su reflujo melodioso va cosechando nuestros seres, uno a uno. Rumbo a su nido fulgurante, cruza de nuevo los umbrales y los muros. Pero esta vez lleva consigo nuestros más íntimos destellos, que son suyos. bien abrazada con nosotros, entra por último en el cielo sin escrúpulo. Y se confunde con el astro que está escondido en este pan que miro y gusto.-
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