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De: Marita777 (Mensaje original) |
Enviado: 08/04/2012 12:34 |
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Cómo esperar en Dios Leer | ISAÍAS 30.21 Charles Stanley El Todopoderoso le formó. Él conoce sus capacidades y debilidades, como también todos los detalles de su situación y los resultados potenciales de cualquier decisión que usted pueda tomar. Su Creador sabe lo que es mejor para su vida. Su plan para usted, motivado por su sabiduría y su amor, se ejecuta con sincronización perfecta. Esta última parte puede ser difícil de aceptar por nosotros, especialmente cuando se trata de esperar. Pero la paciencia es a menudo parte del plan. En algunas circunstancias de la vida, Dios nos enseña a confiar y a renunciar a nuestro anhelo de gratificación inmediata. Demostramos entrega y humildad ante Él cuando nos sometemos a su agenda. Hay, por supuesto, otra opción. Dios nos dio libre albedrío para aceptar su plan o apartarnos de él. Cuando la vida no sigue el camino deseado, podemos tratar de hacer que las cosas se hagan como queremos, pero esto no funciona. De hecho, siempre lleva al desengaño y a las dificultades, haciendo que perdamos lo que Dios tiene para nuestras vidas. Aunque esta opción es tentadora, los resultados no son deseables. La Biblia contiene ricas promesas de las que nos podemos apropiar, y Dios cumple siempre su Palabra. Como sus seguidores, debemos creer con fe y esperar con tranquilidad y paciencia (Ro 12.12). Mientras tanto, escuchemos y obedezcamos. Acepte cualquier "circunstancia" en la que Dios le tenga en este momento. Si es un tiempo de espera, elija tener paciencia. Andar en la voluntad del Señor nos obliga a seguir siendo sensibles a su voz. Nuestro Padre celestial nos protege de cometer errores cuando estamos dispuestos a escucharle.
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La condición de Dios para su bendición Leer | ROMANOS 12.1, 2
Charles Stanley Agosto 30, 2011 El Señor quiere darnos abundancia de bendiciones. Veamos lo que se requiere para que podamos recibirlas. El pasaje de hoy aclara la única condición necesaria para recibir lo mejor de Él: la entrega total. Cada aspecto de nuestro ser —cuerpo, alma y espíritu— debe ser un sacrificio vivo. Esto puede sonar sombrío, pero contrariamente a la lógica humana, la verdadera libertad solo se encuentra cuando nos rendimos totalmente a Cristo. En el Antiguo Testamento, los sacrificios eran muy comunes. Para expiar el pecado, la persona podía traer un cordero al altar. El animal era apartado para los propósitos de Dios como una ofrenda sagrada, y por medio de su muerte se hacía restitución. Cuando nosotros nos damos como un sacrificio, no hay necesidad, afortunadamente, de derramar nuestra sangre. Jesús murió para expiar todos nuestros pecados. Pero por amor y gratitud, cada aspecto de nuestras vidas debe ser rendido a Él. ¿Qué implica una vida rendida? Un compromiso total con Cristo que no cambia en nada por la influencia del mundo. Nuestros deseos y las viejas maneras de funcionar no son ya las fuerzas motivadoras. En vez de eso, su Espíritu nos guía, y su voluntad es la meta. Rendirse a Él significa seguir su dirección en actitud, palabras, pensamientos y acciones —y hacerlo sin disculparnos, sin vacilaciones y sin temor. Usted tiene una opción: conformarse con algo inferior a lo que Dios puede darle, o rendirse totalmente a Él. La entrega total no es un camino fácil; significa morir a sus deseos y al interés personal. Pero recuerde que Él está dispuesto y es capaz de hacer más de lo que nosotros somos capaces de imaginar.
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Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios..............................................
Cuando Cristo, fue ascendido a los cielos, despuès de su resurrecciòn, y llevado a la diestra de Dios, en el instante que el ascendìa, dijo VOY PUES A PREPARAR UN
LUGAR PARA VOSOTROS, PARA QUE DONDE YO ESTOY, VOSOSTROS TAMBIèN
ESTèIS, PERO NO LOS DEJO SOLOS, SINO ENVIARè UN CONSOLADOR, PARA QUE ESTè CON VOSOTROS. y esto se refiere al Espìritu Santo, el Espiritu conoce las cosas de Dios, y conoce el interior del hombre, por lo que debemos ener firme convicciòn de lo que Dios quiere que hagamos, firmes en la reveleciòn biblica y espiritual.
araceli
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