La actitud del pastor y de la congregación hacia la Biblia es sumamente importante. ¿Es la Biblia simplemente parte de su tradición religiosa, o la ven como la Palabra de Dios? ¿Interpreta el pastor a la Biblia literalmente donde sea posible, o cree que la erudición moderna o los descubrimientos científicos han desacreditado a ciertos pasajes? ¿Es la verdad de las Sagradas Escrituras el centro de su sermón? ¿O son las anécdotas, las opiniones personales, o las enseñanzas de otros, el centro de atención? Lo ideal es que usted se marche de cada servicio de la iglesia sintiéndose animado, convencido y fortalecido por la Palabra de Dios.
Además de evaluar el papel de la Biblia en el servicio de adoración, evalúe las oportunidades que la iglesia ofrece para aprender la verdad de la Palabra. Independientemente de la forma que adopte la enseñanza dentro de la congregación, preste atención a los creyentes que confíen en que la Palabra de Dios es confiable, y busquen sinceramente aplicarla en sus vidas diarias.
Adoración fervorosa
La música es un regalo hermoso de nuestro Padre Celestial que nos ha dado para que podamos expresarnos con una profundidad que supera lo que las palabras pueden comunicar. Para los creyentes, reunirse en el canto como una comunidad, es una forma de adoración fundamental. Es por eso que Pablo aconsejó a los cristianos de Éfeso: “Sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Ef 5.18, 19).
Ya sea que una iglesia utilice himnarios o un proyector, una orquesta o voces a capella, la música de adoración no debe ser considerada como una actuación por la congregación. En vez de eso, se espera que todos canten el “cántico nuevo” del que habló David el que ha puesto el Padre celestial en nuestros corazones, y que el mundo no puede entender (Sal 96.1). Él es el público y nosotros el coro. Lo importante es que adoremos en espíritu y en verdad (Jn 4.24).
Aunque la razón por qué cantan los creyentes es lo más importante, qué cantan es también significativo. Cuando adoramos juntos, el objetivo debe ser honrar a Dios al ofrecernos a Él. Por esto es esencial que la iglesia escoja música que sea teológicamente sana y que esté basada en la Palabra, para que hable a nuestro corazón y a nuestra mente. Recuerde siempre que el canto prepara a los fieles para recibir la Palabra de Dios cuando sea presentada. Por tanto, “Venid, clamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación” (Sal 95.1).
Discipulado
Una iglesia debe ocuparse de hacer discípulos fieles que con el tiempo sean capaces de enseñar a otros (2 Ti 2.2). El objetivo final de todo discipulado es que el cuerpo de Cristo se asemeje cada vez más a su Cabeza —el Señor Jesús. Lo que esto significa, en un sentido práctico, varía de una iglesia a otra, pero la motivación es siempre la misma: crecer en obediencia a Cristo y llegar a ser más como Él como resultado de esa obediencia. No hay una fórmula exacta en cuanto a cómo se manifestará esto en una comunidad de fe, pero algunas señales típicas de que la iglesia tiene una mentalidad de discipulado son: los grupos pequeños, los estudio bíblicos, las clases y seminarios especiales, la responsabilidad moral personal de los miembros, y los programas de enseñanza. Incluso un proyecto de servicio a la comunidad, o una comida regular de la comunidad, pueden ser una ocasión para discipular, ya que los creyentes se reúnen y hablan de lo que están aprendiendo o de las luchas que están teniendo.
Editdo por: Personal de en Contacto
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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