Un pensamiento del gran filósofo de la antigüedad Confucio decía:
El enseñar a los niños a querer a sus padres y hermanos y a ser respetuosos con sus superiores, hecha los cimientos de correctas actitudes mentales y morales para llegar a ser buenos ciudadanos.
Los padres debemos crear reglas para enseñar a los hijos el límite entre lo permitido y lo prohibido.
La conducta de los niños es producto de la crianza. Por eso son necesarias normas que marquen espacios, 'acomoden' el comportamiento y muestren la frontera entre lo adecuado y lo que no está bien.
A los padres, los límites les sirven para guiar a sus hijos, basándose, en principio, en la educación en valores; les permite transmitir lealtad, honestidad, respeto y responsabilidad.
A los niños les enseñamos a tomar decisiones adecuadas, desarrollar autonomía e identidad y aprender a tolerar la frustración. "Las reglas los ubican en la realidad, les enseñan a valorar lo que tienen, a ser respetuosos de las normas sociales, a creer en ellos mismos, a ser autónomos y a tener sentido de pertenencia.
Ser respetuoso es una característica que el niño debe aprender desde pequeño para convivir en sociedad. Enseñarle a nuestros hijos a respetar a los demás comienza con el ejemplo, y continúa con un proceso de empeño y dedicación."
El valor del respeto es una de las cosas más importantes que podemos enseñarle a nuestros hijos, y la mejor manera de que lo aprenda es predicar con el ejemplo. Cuando un niño se siente respetado, empezará a entender lo importante que es.
La paternidad puede ser una difícil y espantosa experiencia, pero una de las cosas más plenas y compensadoras que podamos llegar a hacer. Dios tiene mucho que decir acerca de la manera en que podemos criar exitosamente a nuestros hijos para que sean individuos piadosos. La primera cosa que debemos enseñarles es la verdad acerca de la Palabra de Dios.
Junto con el amor a Dios y el ser un buen ejemplo al comprometernos con Sus mandamientos, necesitamos “Repetirlos una y otra vez a nuestros hijos. Hablar de ellos cuando estés en casa y cuando vayas de camino, cuando descanses y cuando te levantes de nuevo. Atarlos a tus manos como un recordatorio y ponerlos en tu frente. Escribirlos en los postes de tu casa y en tus puertas.” (Deuteronomio 6:7-9). Al seguir figurativamente estos mandamientos que Dios dio a los hebreos, enseñamos a nuestros hijos que la adoración a Dios debe ser constante, no reservada para el domingo por la mañana o las oraciones nocturnas.
La disciplina y la instrucción son parte integral de la paternidad. Proverbios 13:24 dice, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Los niños que crecen en hogares indisciplinados se sienten rechazados y sin valor. Les falta dirección y auto-control, y mientras crecen, se rebelan y tienen poco o ningún respeto por cualquier clase de autoridad, incluyendo la de Dios. “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.” (Proverbios 19:18)
Enseñemos a nuestros hijos a respetarse a sí mismo.
El respeto a sí mismo es una de las formas más importantes de respeto. Una vez que nos respetamos a nosotros mismos, es más fácil respetar a los demás.
Ayudemos a nuestros hijos a establecer y alcanzar metas objetivas. Animándolos a luchar por ellas de forma honesta y enseñándoles que todas las personas cometen errores, y que éstos son necesarios para aprender y llegar a ser mejores personas.
No olvidemos lo más importante: elogiar a nuestros hijos a menudo por las buenas acciones o conductas apropiadas que lleve a cabo, y hacerle saber que los queremos, por lo menos varias veces al día.
Gracias hermanita Perla por tu bello mensaje, el cual nos deja una gran enseñanza en la feliz educación de nuestros hijos.
Dios te colme de muchas bendiciones hermanita Perla.
Gracias por tu amistad hermanita Perla.
Gracias en el amor de Dios.
Dios estará siempre contigo y con todos uds.
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia