Vestimenta apropiada
Cuando era niño y jugaba al fútbol americano, una de las cosas a las que me costó
acostumbrarme fue a todo el equipo deportivo que teníamos que ponernos. Al principio,
correr bien con un casco, hombreras y otros elementos de protección puede parecer
difícil e incómodo. Pero, con el tiempo, esa vestimenta defensiva se convierte en un
amigo cercano, que brinda un resguardo satisfactorio contra las lesiones graves.
Cuando un jugador de fútbol se viste, sabe que su equipo está diseñado para protegerlo
en la batalla contra un oponente peligroso.
Como seguidores de Cristo, nosotros también nos enfrentamos a un enemigo peligroso;
un adversario espiritual que busca hacernos caer y destruirnos. Gracias a Dios, el Señor
nos ha provisto de una protección y nos insta a vestirnos para la batalla espiritual.
En Efesios 6:13, leemos: "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes". Después, Pablo describe
nuestra armadura: yelmo, coraza, escudo, espada, cinturón y calzado. Estos
componentes del equipo espiritual solo son eficaces si nos lo ponemos y los usamos,
aunque al principio, nos sintamos incómodos. Fidelidad a la Palabra (v.17), oración (v.18)
y testimonio (vv.19-20) son esenciales para que lleguemos a sentir que la armadura
es parte de nosotros. Así que, ¡Vistámonos! ¡La batalla ha comenzado!
William E. Crowder