La oración no puede considerarse como una fuerza secundaria en el mundo. Hacerlo es retirar a Dios del escenario, considerarlo como algo secundario. El ministerio de oración es una fuerza que todo lo abarca y debe ser así, si quiere tener poder. La oración es la conciencia de la necesidad de Dios y el clamor pidiendo que supla esa necesidad. La estima y el lugar que se le dé a la oración es la estima y el lugar que se da a Dios. Dar a la oración el segundo lugar es hacer de Dios algo secundario en los asuntos de la vida, por lo tanto sustituir a Dios por otros recursos es retirar a Dios y quitar espiritualidad a todo el movimiento. Todo lo que afecta la intensidad de nuestra oración afecta el valor de nuestro trabajo