La adopción del método celta en el presente
En el libro Finding Faith Today [Cómo encontrar fe hoy], publicado en 1996, su autor,
John Finney, dice que la mayoría de las personas “vienen a la fe al relacionarse con
otras personas”, y que “Cristo se encuentra por medio de otros”. Si vamos a seguir el
ejemplo de nuestros hermanos celtas, debemos considerar la posibilidad de que nuestras
iglesias sean lo más acogedoras posible; y no esperar que la gente nos visite. En vez
de eso, debemos invitar a las personas, tanto para ser parte de nuestra comunidad
como también de nuestras vidas. Tenemos que darles la oportunidad de ver que el cristianismo
es una relación vibrante y gozosa con el Dios vivo, y que afecta cada aspecto de lo que somos.
Con el tiempo, la gente que nos rodea llegará a amar a Dios y a desear relacionarse con Él,
como sucedió con nosotros, “porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca
se confiesa para salvación” (Ro 10.10).
En nuestra cultura, donde el tiempo para tener comunión con los demás suele estar
restringido a una rápida conversación en los lugares donde coincidimos accidentalmente,
es difícil alcanzar a nuestros vecinos. ¿Cómo podemos corregir esto? Es posible que no
podamos establecer monasterios, pero sí podamos trabajar juntos para crear un sentido de
comunidad parecido al de los creyentes celtas. Para comenzar, podemos planificar reuniones
que le permitan a nuestros vecinos y compañeros de trabajo tener la oportunidad de
experimentar un encuentro con el Señor en un ambiente libre de reservas.
Con el tiempo, podemos enriquecer estas experiencias, orientándolas al servicio. Por ejemplo,
podemos diseñar programas de clases particulares para los niños de la comunidad. En esos
momentos de trabajo compartido se puede comunicar la fe de manera integral, y crear un
puente para la evangelización. Si las personas ven que estamos dispuestos a caminar junto a
ellas en servicio y amor, las invitaciones a pequeños grupos de estudio bíblico en nuestros
hogares probablemente serán aceptadas más fácilmente.
La evangelización no es una tarea imposible, solo tenemos que mirar las lecciones del pasado
para encontrar esperanza e inspiración. Al igual que los que llevaron la fe a los celtas, debemos
compartir el amor de Dios con un mundo que lo está necesitando desesperadamente. Es por eso
que nuestra petición diaria debe ser como la antigua oración tradicional irlandesa:
Señor, enciende en mi corazón
una llama de amor por mi prójimo,
por mi enemigo, por mi amigo,
por todos mis vecinos.
Breve historia del cristianismo celta
Se desconoce la fecha exacta de la llegada del cristianismo a Isla Esmeralda, pero los
registros indican que el primer obispo, Paladio, arribó en el 431 d.C., y fue seguido después
por el hombre conocido como “el Apóstol de Irlanda” —el insigne Patricio, cuya fiesta se
celebra el 17 de marzo. Patricio tenía una gran ventaja sobre su predecesor: conocía a las
personas porque había pasado tiempo entre ellos. Patricio, quien nació en la Bretaña occidental
en el seno de una familia romanizada, fue secuestrado por una banda de asaltantes irlandeses
en el 405 d.C., y sirvió como esclavo durante seis años. Más de treinta años después, sorprendió
a sus paisanos regresando voluntariamente a Irlanda como misionero para contar a sus
antiguos captores la verdad sobre Jesucristo. Utilizando sus métodos de evangelización, constituyó
más de 300 iglesias en veinte años.
por Jamie A. Hughes
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