Nuestro Protector En el Salmo 121, David habla de la sguridad que él encuentra en el Señor. Hoy miraremos con atención varios versículos para entender mejor nuestra seguridad.
"Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová" (vv.1,2). Cuando se escribió esto, había ladrones que vivian en las montañas, acechando a viajeros inocentes que se convertirían en sus victimas inocentes. El trabajo de David como pastor de ovejas lo llevaba a zonas peligrosas, donde no solo los ladrones sino también los animales salvajes constituían una amenaza.
Nuestra vida puede ser como un territorio montañoso. ¿Se pregunta usted qué peligros acechan el futuro? El Señor es nuestro ayudador; sólo Él puede protegernos. Los seres queridos pueden dar ayuda hasta cierto punto, pero Dios lo sabe todo, y tiene todo el poder necesario para socorrernos.
"No dará tu pie al resbaladero" (v.3a). Dios ha provisto todo lo que necesitamos para evitar el pecado. El Espíritu Santo nos dirige y nos da poder; la Palabra de Dios alumbra nuestro casmino para que no resbalemos. Pero a veces, elegimos pecar. El Dios todopoderosos podría impedir que desobedezcamos, pero Él no interfiere con nuestro libre albedrio. Lo que hace es sostenernos, dándonos el poder para andar en sus caminos.
Dr. Charles F. Stanley
Es hermoso tener esa seguridad y esa confianza que Dios es nuestro protector, nuestro guardador, que Él es nuestro escudo alrededor de nosotros y que ahi se apagan los dardos de fuego encendidos del maligno, tener la seguridad que Dios envía a sus ángeles que nos lleven de las manos para que nuestros pies no tropiecen en piedra, que Él destruye al devorador de nuestras almas y nos guarda del mal, por esa razón nosotros debemos de obedecer sus leyes sus decretos y mandamientos, caminar todos los días de nuestras vidas obedeciéndole, amándole y alabándole sin importar las circunstancias que estemos atravezando porque Él nunca nos dejará solos ni desamparados, con nosotros estará todos los días de nuestra vida y Él es quien pelea nuestras batallas, nuestras guerras, por tal razón nunca debemos de desmayar, ni temer, ser valientes y esforzados rogándole al dulce Espíritu Santo nos ayude a ser alabadores, adoradores en espíritu y verdad porque tales adoradores busca Dios. Descansa Él está contigo,
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