Medidor de crecimiento espiritual
Leer | 1 CORINTIOS 13.11-13
Puesto que nuestro Padre quiere que maduremos en la fe, debemos examinar nuestras vidas
y ver si estamos progresando en este terreno. El crecimiento físico es bastante fácil de
evaluar, solo se necesita una cinta métrica. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos
creciendo espiritualmente? De la misma manera en que evaluamos el crecimiento infantil.
Deseos. El proceso de maduración cambia nuestros deseos. Cuando estamos creciendo
espiritualmente, los placeres del mundo pierden su atractivo, mientras que nuestra
hambre de Dios y de su Palabra aumenta. Estamos ansiosos de estar con Él y de
compartir con otros lo que está haciendo en nosotros.
Entendimiento. Cuando éramos pequeños, nuestra percepción del mundo era muy
limitada. De la misma manera, nos falta entendimiento espiritual cuando somos
creyentes nuevos. Pero, con el tiempo, comenzamos a ver la vida desde la perspectiva
de Dios. Las pruebas y las tentaciones se convierten en oportunidades para crecer,
y el servicio para el Señor se vuelve un honor.
Generosidad. La señal más evidente de inmadurez de un niño que empieza a andar es su
egoísmo. ¡Quiere hacer las cosas a su manera, y las quiere ya! Mientras que un
creyente maduro es sumiso al Señor, está dispuesto a esperar y está más preocupado
por los demás que por sí mismo.
¿Cómo le está yendo en estos tres aspectos del crecimiento? Tal vez sea hora de que
deje algunas cosas de niño para convertirse en un creyente maduro. La mayor evidencia
de madurez es el amor. Cuando el Señor y los demás tienen el primer lugar en nuestro
corazón, es que somos más semejantes a Cristo.
Dr. Charles F. Stanley
Amado Padre celestial en el nombre de Tu Hijo Jesucristo te rogamos que pongas
el querer como el hacer, que nada del mundo nos atraiga, anhelamos todo lo tuyo
todo lo que mana de Ti, apartanos de todo aquello que pueda contaminar nuestro
espíritu, nuestro hombre interior, purifica nuestros oídos que esten limpios, sanos
para que siempre escuchemos tu voz y seamos obedientes a ella, saca a tu luz
admirable todo lo que este escondido y haz que lo echemos fuera de nosotros para
mantener nuestra mente limpia, con pensamientos sanos y puros, purifica, lava,
renueva, restaura nuestro corazón pra que lo habite el dulce Espíritu Santo
y nos de el discernimiento, inteligencia, comprensión y revelación de Tu Palabra
siendo nosotros hacedora de ella en todo tienpo y libranos de tentaciones, y
guardanos del mal, ayudanos a que cada día seamos más generosos, dadivosos
no solo con nuestro dinero, sino con nuestro tiempo, talentos y dones, a ser
pacientes, amar y respetar a toda autoridad y a todos nuestros semejantes.
que podamos exteriorizar ese amor que Tú has derramado en nuestros corazones
y podamos extendernos en amor hacia los demás, en el nombre de Cristo Jesús.
Amén
Ministerio Mujeres en Victoria
Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración
integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración
de la mujer en todas las áreas