Nosotros no apreciamos las preciosas promesas, dijo, Spurgeon, "hasta que no veamos en
condiciones que hacen ver su dulzura y conveniencia." Todos nosotros valoramos
aquellas palabras de oro: "Cuando camines por el fuego no te quemarás, ni la llama
te abrasará", pero pocos pueden leerlas con el deleite del mártir Binney. Para él este
pasaje era un apoyo mientras en la prisión esperaba ser quemado en la estaca. Su
Biblia, que todavía se conserva en la Biblioteca del Colegio Corpus Christi, de Cambridge,
tenía este pasaje marcado con tinta al margen.
Si todo se supiera, veríamos que cada promesa de la Biblia ha sido portadora de algún
mensaje para algún cristiano, de modo que el libro entero podría estar marcado al margen
en memoria de momentos trascendentes de la experiencia cristiana.
Las promesas del Señor, mías son;
Las promesas del Señor, mías son;
En las Biblia yo las leo y sé,
las promesas de Señor, mías son.
Por las cuales no son dadas preciosas y grandísimas promesas.
—2 Pedro 1:4
"Las promesas de Dios son seguras, pero no todas son pagaderas a
noventa días de plazo."
A.J. Gordon
Todas las promesas se cumplen en la persona y mediante la obra del Señor Jesucristo.
Porfque todas las promesas de Dios con en él sí, y en él amén
El libro de la Biblia cierra con una promesa que debe llenar de esperanza y expectativa
el corazón de todo hijo de Dios"
Él que da testimonio de estas cosas dice:
Ciertamente vengo en breve. Amén; Sí ven, Señor Jesús
Que Dios sea propicio a ti hoy y siempre,