“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de DIOS.
Debemos entender que al separarnos del mundo automáticamente venimos a ser “enemigos” del sistema mundano, por lo que necesariamente tendremos que librar batallas en contra de huestes espirituales de maldad, demonios, tentaciones (1 Ti. 4:16 Ef. 6:12), lo que nos hace vulnerables sí no estamos preparados para enfrentarnos a nuestros enemigos, mayormente sí desconocemos que Dios nos ha dejado armas poderosas que tenemos a nuestro alcance y que debemos utilizar sí queremos llegar a alcanzar la estatura de más que vencedores.
De acuerdo al orden en que nos las presenta la Palabra veremos primeramente las armas defensivas y por último la única arma ofensiva.
CEÑIDOS LOS LOMOS CON LA VERDAD: Es tan importante esta arma que Dios la menciona como prioridad, ya que en los últimos tiempos ha de venir un movimiento de engaño tan fuerte que sí nosotros no estamos ceñidos con la verdad fácilmente podríamos ser movidos. (2ª Ts. 2:2).
LA CORAZA DE JUSTICIA: Esta es otra arma defensiva, la cual iba colocada sobre el pecho del guerrero y tenía la característica de que solamente cubría la parte delantera y no la trasera de la persona, indica que no se le permitía al soldado volver atrás (Lc. 9:62).
EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ: Luego de haber sido justificados podemos llegar a obtener la paz con Dios (Ro. 5:1) lo que nos capacita plenamente para llevar buenas noticias a todas las naciones (Ro. 10:15).
EL ESCUDO DE LA FE: Esta arma se utilizaba con las manos, es decir que la fe va a ser sustanciosa sí va acompañada por obras (Stg. 2:18).
EL YELMO DE LA SALVACIÓN: Esta arma protege la cabeza y significa tener la certeza de nuestra salvación nos es útil para renovar constantemente nuestros pensamientos (Efe 4:26) y así como en el antiguo pacto los sacerdotes utilizaban un sello sobre su frente que decía: Santidad a Jehová (Ex. 28:36), nosotros debemos colocar sobre nuestra cabeza un yelmo que nos proteja de los malos pensamientos que pudieran contaminar nuestro corazón.
LA ESPADA DEL ESPÍRITU: Esta es la única arma ofensiva que nos han dado en nuestra armadura y el Señor la menciona de último indicando que lo último que nosotros debiéramos hacer es ofender a los demás, pues al hacerlo pudiéramos convertirnos en Pedros cortadores de orejas (Juan 18:10). Esta arma debe únicamente ser utilizada por el Espíritu Santo tal como lo hizo el Señor Jesucristo en el monte de la tentación diciendo contundentemente: “Escrito está”. (Mt. 4:4; 7:10).
Vistámonos diariamente con la armadura que Dios nos dio para poder estar debidamente preparados en contra de las asechanzas del diablo. Como buenos soldados seamos fieles, disciplinados y sobre todo usemos las armas que Dios nos ha dado para pelear la buena batalla de la fe.
Al venir a Cristo, Dios nos provee de estas armas, pero debemos aprender a usarlas para llegar a ser diestros en la batalla (1 Co. 9:26).
Gracias por tu amistad hermanita Marita.
Gracias por tu bello mensaje lleno del amor de Dios.
Dios estará siempre contigo y con todos uds.
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
Hermes Sarmiento G
De Colombia