Es peligroso jugar con la inmoralidad "Si los demás lo hacen ¿Por qué no puedo hacerlo yo?". Con este razonamiento, inclinado a la inmoralidad, el jovencito convenció a su enamorada para tener relaciones sexuales. La chica quedó embarazada. Los dos fueron desvinculados del grupo de alabanza de la iglesia. El escándalo no sólo abochornó a la pareja, sino a sus padres, reconocidos por años de servicio a la congregación. Jugar con la moral es sumamente peligroso. Ese fue uno de los tantos errores de Sansón. "Un día Sansón fue a Gaza, donde vio a una prostituta. Entonces entró para pasar la noche con ella"(Jueces 16:1). Si avanzamos hasta el segundo versículo, notaremos que en toda la ciudad conocieron del hecho. Este siervo de Dios no solo cedió a la inmoralidad, sino que es fácil intuir que dejó por el suelo su testimonio. Es peligroso unirse con yugo desigual Los planes de Dios para hombres y mujeres que tienen un llamado al ministerio, se han visto entorpecidos porque se escoge una persona inconversa para casarse. El argumento más común es: "Yo le voy a ayudar a cambiar. Le llevaré a los caminos del Señor". Es un pretexto para ocultar nuestra rebeldía al principio bíblico que nos exhorta no unirnos en yugo desigual, y se convierte en la antesala de un fracaso. Eso ocurrió con la vida del protagonista de la historia: "..Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec, que se llamaba Dalila" (Jueces 16:4). Observe que no sólo corrió tras una filistea sino que es evidente que se dejaba llevar fácilmente por las emociones.
Fernando Alexis Jiménez Pastor y evangelista


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