La depresión es un mal que viene arrastrando la humanidad
Cristo es Dios sobre todas las cosas, y tomo la naturaleza del hombre para sufrir por él, y entregar su vida santa a fin de poder elevarlo de nuevo a la grandeza que perdió a causa el pecado. Él es el único médico que trata a los pacientes que vienen a él y nos los hecha fuera, no los zahiere, y los trata como personas, los ama, los comprende, conoce toda la dimensión de sus angustias y siempre tiene palabras de vida, de consuelo, de perdón, palabras que son una verdadera terapia para el alma y que traen paz y tranquilidad. Es un médico cuya consulta está siempre abierta, recibe a todos, no hace acepción de personas y en su programa abierto a todos tiene "la medicina que sana a todos los quebrantados de mentes y de alma" (Lucas 4:18-19) La depresión es un mal que viene arrastrando la humanidad desde la caída del hombre, y que ni santos ni pecadores se han podido liberar de ella. En todos los tiempos y en todas generaciones, las pobres criaturas han tenido que sufrir esta plaga del alma de los hombres. Hoy, donde nuestra sociedad se jacta de grandes logros, un mundo moderno que ha conquistado el espacio, sin embargo el hombre se siente más presionado que en ninguna otra época de la historia. En primer lugar la depresión se manifiesta a través de la "irritabilidad" Es decir, el tener los nervios a flor de piel. La persona se siente impaciente, irascible. Lo que popularmente decimos que esa persona esta nervioso, que no aguanta nada, y además la vemos introvertido, metida en su mundo, absorta en sus preocupaciones. Esta ausente. Segundo, alteraciones en el sueño. La persona se siente impaciente, no puede evitar que la mente esta activa. A veces tarda dos o tres horas en conciliar el sueño. No logra desconectar. Por desgracia, muchas personas duermen por medio de relajantes. Tercero, alteraciones de la memoria y de la concentración. Nunca en otras épocas se había detectado, como sucede hoy en día, un mal tan extendido como este. El agotamiento trae consigo la depresión, la persona se siente hundida, incapaz de leer, incapaz de estudiar. Solo tiene ganas de estar sola, de no hacer nada. En un cuerpo declarado en huelga. Las causas del estrés podemos decir que son dos. Por un lado, las causas que provienen de nuestro entorno, y por otro lado, las que están arraigadas dentro de nuestras propias personas. Las causas externas, es decir, el entorno en el que vivimos, genera una serie de presiones que van martilleando la capacidad de resistencia de la persona. Vamos a mencionar tres ejemplos: 1. - El Ruido. Según la medicina más aventajada, el ruido es el enemigo número un o del hombre moderno. Esa es la causa de muchas alteraciones digestivas, náuseas, incluso trastornos sexuales e intelectuales. 2. - La Prisa. El tener que ir contrarreloj es otro ejemplo de estrés que proviene del entorno. Aunque a veces la culpa de nuestra vida apresurada la tenemos nosotros, es innegable que nuestra sociedad nos obliga a ir a un ritmo enloquecido, vertiginoso. Mas que vivir, se corre. Un acontecimiento sucede a otro como si lo atropellara. Podemos decir que trabajar mucho cansa, pero trabajar contrarreloj, agota. 3. - Interno. Con no poca frecuencia descubrimos que el estrés se debe a problemas interiores no resueltos, a situaciones morales que requieren tratamiento. Para poder identificar estos rincones de oscuridad en nuestras vidas, necesitamos una disposición sincera a profundizar en nuestra alma. Debemos tener una disposición a escudriñarnos a nosotros mismos, o mejor dicho, dejarnos escudriñar por el Señor. Él nos ha prometido que el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad, y ello no se aplica solo a cuestiones doctrinales, sino también a nosotros mismos. El Espíritu Santo nos guía también a la verdad en el sentido de poner al descubierto con su luz las conductas equivocas. Leí en un libro que el fundador de la óptica moderna, un científico francés, decía: "Para comprender la luz hay que entender las sombras" y aunque él aplicaba esta frase a la física, también se puede aplicar a nuestra propia vida. ¿QUÉ HACER CONTRA LA DEPRESIÓN O EL ESTRÉS? "Así dijo Jehová, paraos en los caminos y mirad, y preguntar por las sendas antiguas, y andad por el, y hallaréis descanso para vuestras almas" (Jeremías 6:16) Este versículo contiene el embrión de la mejor actitud práctica ante el estrés. El Señor nos recomienda tres pasos: 1. - PARAOS. La necesidad de hacer silenciosos en nuestra vida, tener tiempo de reflexionar para tomarnos el pulso. Si siempre estamos en movimiento, siempre inmersos en actividades, nos será muy difícil tomar el pulso a nuestra vida porque no hay silencio suficiente. 2. - MIRAR Y PREGUNTAR. La necesidad de reflexión sobre lo esencial, necesitamos alejarnos de lo habitual. Difícilmente podemos mirar y preguntar acosados por multitudes de preocupaciones y de urgencias de trabajos continuos. 3. - HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. En último término, el verdadero descanso, la renovación más profunda, es inseparable de la presencia de Dios en nuestra vida. Moisés sabía muy bien que la respuesta última al problema de la depresión o el estrés radica en una dependencia íntima y constante con el Señor "mí presencia ira contigo" (Éxodo 33:14) ÉL está aquí y nos llama, nos invita a recibir su santa terapia. ACUDE A ÉL. MANUEL SALVADOR. Predicador de la Iglesia de Cristo en Sevilla
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