—Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua.”
(Juan 4: 7-15)..............................................................
Como humanos que somos, siempre tendremos sed, y queremos màs de alguna
oportunidad ser saciados, pero cuando nos referimos a las palabras y peticiòn de
la mujer Samaritana, nos daremos cuenta que ella entendiò las palabras de Cristo,
y necesitaba ser saciada de esa agua de vida de la cual le hablaba Jesùs, nosotros
tambièn podemos dirigir esas palabras al Señor Jesucristo, y pedirle que siempre
nos tenga saciados con esa agua que solamente èl puede darla. EL AGUA DE VIDA
CON LA CUAL NUNCA TENDREMOS NUEVAMENTE SED.
araceli