Fe con obras
Lectura: Santiago 2:14-26
Asi también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
—Santiago 2:17
Debido a su artritis, Roger no pudo soportar más los inviernos de Illinois,
en Estados Unidos y se mudó a la tropical Bangkok, en Tailandia. Un día,
recordó la canción favorita de su abuela:
"Lo que eres": Lo que eres habla tan fuerte que no puedo oir lo que dices.
La gente mira c ómo andas, no escucha lo que dices; te juzgan por tus
acciones cotidianas.
Esta canción impulsó a Roger a dar de comer a personas que no tenían
una casa y que vivían en un trecho de 800 metros junto a un camino.
Todas las mañanas, servía comida caliente a más de 45 familias. Años
después, una de aquellas mujeres aceptó a Cristo como Salvador y
buscó a Roger para agradecerle por haberle mostrado el amor de Dios
En Santiago, se nos dice claramente que la fe sin las obras está muerta
(2:17). No significa que las obras producirán fe, sino que confirmarán
que nuestra fe es verdadera. Es fácil decir que creemos en Dios, pero
nuestras obras; pueden demostrar la veracidad de nuestras palabras.
Abraham fue un ejemplo de esto: no solamente anduvo por fe, sino
que la demostró al estar dispuesto a entregar a su hijo para obedecer
a Dios (Santiago 2:21-24; ver Génesis 22:1-18). Y a Isaac se le
perdonó la vida.
¿Cómo podemos demostrar hoy de manera práctica que amamos a
Dios y que confiamos en Él?.
Alberto Lee
Nuestras obras ponen en evidencia lo genuino de la fe que profesamos.
La fe se manifiesta en obras, y las obras perfeccionan la fe.
Lo que cuenta no es la fe y las obras, ni la fe o las obras,
sino la fe que obra.
Dios sea propicio a ti en este maravilloso día,