Algunos creyentes están turbados por sentimientos de condenación. O bien piensan que nunca estarán a la altura de las expectativas de Dios para ellos, o están casi a punto de ahogarse en la culpa por sus pecados del pasado. Estas personas no parecen librarse del sentimiento de que Dios está molesto por sus insignificantes esfuerzos de parecerse más a Cristo
El libro de Romanos confronta esta mentira: “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Ro 8.1). Cuando el Salvador fue a la cruz por nosotros, quitó de nuestros hombros la culpa, y nos convirtió en justos delante de Dios. Esos sentimientos de condenación ya no son nuestros; son de Satanás. Éste acentúa nuestros sentimientos de culpa y de incompetencia, y luego sugiere que así es como el Señor piensa de sus “hijos descarriados”. Nada puede estar más lejos de la verdad. Nuestros pecados fueron borrados, y hemos sido escogidos y amados por Dios
La condenación es solo para quienes rechazan al Señor (Jn 3.36). El pecado es una sentencia de muerte (Ro 6.23). Cualquiera que elija aferrarse al pecado en vez de buscar el perdón divino, sufrirá el castigo: la separación eterna de Dios. Dos sinónimos de condenar son “denunciar” y “maldecir”. Esas palabras describen la declaración de Jesús en cuanto a los incrédulos, en Mateo 25.41: “Apartaos de mí, malditos".
No hay ninguna condenación para quienes reciben a Cristo como Salvador. El castigo del creyente ya ha sido pagado, y ya no tiene culpa delante de Dios. Confíe en el amor de Jesucristo, y no haga caso de la mentira de Satanás. Los hijos de Dios están cubiertos por su gracia y el sacrificio en la cruz.
Charles F. Stanley
Romanos 8:1-4
Viviendo en el Espíritu
8 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Dios te bendiga,
Perla
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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8 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.