Cómo aplicar los preceptos bíblicos

Lectura: Salmo 119:17-24

La idea de aplicar los principios o preceptos bíblicos es mailterpretada a menudo. 
No es tan simple como escuchar creer y aplicar —como si uno se estuviera
poniendo una nueva doctrina como un abrigo prestado.  Son necesarios
dos pasos entre creer y aplicar, explorar y descubrir.

Explorar un principio bíblico significa estudiar la Biblia para entender:
1. Cuál es su contexto y 2. qué significa para uno el principio y 3. qué dice Dios.
Además, debemos ver cómo se relaciona este principio aislado con el resto de la Biblia.

Ahondar en la Palabra de Dios ablando los corazones y las mentes  para que a nueva doctrina
sea planteada con profunidad.  Cuando escudriñamos más a fond la Biblia, de sus  páginas
surgen nuevos conceptos que se  vuelven reales para nosotros.  Descubrimos cómo
funciona el principio y la forma de aplicarlo correctamente en nuestra vida. 

De esta manera la rica verdad se vuelve nuestra.  Pues no está pegada a nuestras acciones
como una influencia externa, sino que toma la verdad en el corazón y en la mente para
influenciarnos en todos los aspectos

Hacer de los principios de Dios parte integral de nuestra vida, es una experiencia
encantadora.  En vez de sentir el gusto pasajero por un nuevo concepto, las personas
que se apropian de una idea se regocijan en ella  Y siguen ahondando en la Palabra
para saber más de los preceptos del Señor.

Un creyente que tiene poco que decir sobre la obra de Dios en su vida, probablemente
no está poniendo en práctica la Biblia.  El solo oír y creer  no hace nuestro un precepto.
Un principio es nuestro cuando exploramos la verdad, descubrimos su lugar en nuestra
vida, y aplicamos el concepto para que Dios lo ponga a funcionar.

Charles F. Stanley
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Señor, dános sabiduria e inteligencia, discernimiento y entendimiento te lo
rogamos en el dulce nombre de Cristo Jesús Señor nuestro, que sea tu
dulce Espíritu Santo iluminandonos para que comprendamos tu Palabra a
cabalidad y que ésta no solo quede en nuestra mente que descienda a
nuestro corazón y seamos hacedora de ella, dando un fruto agradable a
ti y que en el momento propicio, tu Santo Espíritu no la haga recordar
para profetzarla sobre la circunstancia que vivamos y que en todo tiempo
esa espada de doble filo esté presta en nuestra lengua para usarla con
gracia y poder darla a conocer a otros y así tu nombre sea glorificado y
exaltado. Te lo rogamos en el nombre de Jes♥s. Amén