Una de las ironías de la vida es que en el Día del Trabajo en la mayoría de los países, la mayoría de los trabajadores tienen el día libre. Pero es por una buena razón. ¡Qué mejor forma de recompensar a una población trabajadora que darle un día de fiesta!
El Día del Trabajo parece un buen momento para examinar más de cerca cómo ofrecer lo mejor a nuestro patrón.
1. Sea cual fuere nuestra tarea, es nuestra obligación trabajar para la gloria de Dios (Colosenses 3:23). En este sentido, no hay un trabajo que sea mejor que otro. Todos deben dar como resultado la honra a Dios.
2. La manera en que trabajamos puede ganar el respeto de los que no siguen a Cristo (1 Tesalonicenses 4:11-12). Un jefe no debería tener que decir a un cristiano que use bien el tiempo ni que trabaje arduamente.
3. Nuestro trabajo es una forma de cumplir un propósito doble: amar a Dios y a los demás. Mostrar amor a nuestros compañeros de trabajo es una buena forma de demostrar que amamos a Dios (Mateo 22:37-40).