Dos mujeres que estaban vestidas de lo mejor almorzaban juntas en un restaurante muy exclusivo. Una amiga las vio y se acercó a su mesa a saludarlas. "¿Cuál es la ocasión especial?" —Preguntó. Una de las mujeres dijo: "Estamos celebrando el cumpleaños del bebé de nuestra familia. Hoy cumple dos años." "Y, ¿dónde está el bebé? —preguntó la amiga. La madre del niño contestó: "Oh, lo dejé en casa de mi madre. Ella lo va a cuidar hasta que se termine la fiesta. No hubiera sido nada divertido traerlo."
¡Qué ridículo! ¿Una celebración de cumpleaños para un niño que no era bienvenido a su propia fiesta? Sin embargo, si te detienes a pensarlo, eso es tan tonto como pasar la temporada navideña, con todas sus festividades, sin recordar a Aquel cuyo nacimiento debes de honrar. Y esa es la manera como mucha gente celebra la Navidad. En la agitación de la misma, —Las fiestas, las compras y las reuniones familiares— olvidan casi completamente a Aquel cuyo nacimiento conmemoran. En esta temporada navideña, en todas tus buenos momentos, no dejes afuera al Señor Jesús. Dale la honra que merece.
Richar W. De Haan
Jesús nos dice: Él que me ha visto a mí, ha visto al Padrel—Juan 14:9 ¡Presente entre nosotros en este mundo! Gloria a Dios, aleluya!! exaltalo, alabalo, adoralo, porque el mundo ha sido bendecido con un Hijo a quien se le llamaría: Maravilloso, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Prícipe de Paz. Emanuel, Dios con nosotros, Amén
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