El Evangelio De Hoy domingo 16 De Diciembre De 2012.
III DOMINGO DE ADVIENTO.
Primera Lectura.
Libro de Sofonías 3,14-18. *¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!*
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.»
Meditación
Hay algo paradójico en el Adviento que celebramos los cristianos. Por un lado, predicamos la esperanza, a la espera de la venida de Dios y a través de ella dar un sentido último al corazón humano. Esta búsqueda es especialmente urgente en el mundo de hoy que parece haber perdido el rumbo y provocado la caída de valores fundamentales, donde el mismo Dios es cuestionado en su existencia y la dignidad humana es agredida- algo inaudito- por los mismos representantes del pueblo ¿En qué mente cabe pensar que el feto en gestación sea considerado tan sólo como un ser vivo en lugar de un ser humano? Hoy mismo el aborto debería ser considerado como lo que es, un delito. Los creyentes debemos involucrarnos más en la búsqueda de Dios para no caer en las garras del neopaganismo, el agnosticismo y la indiferencia. Por otro lado, repetimos constantemente durante este tiempo que “Dios está entre nosotros”. La primera lectura de Sofonías nos confirma esta apreciación: “Regocíjate... porque el Señor está dentro de ti” Esto mismo lo reitera San Pablo desde la cárcel: “Estad alegres, porque el Señor está cerca”.
|
Salmo:
Isaías 12,2-3.4.5-6.
Este es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación. Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. Y dirán en aquel día: Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su Nombre. Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!
Segunda Lectura
Carta de San Pablo a los Filipenses 4,4-7.
*Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense.*
Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
Meditación
Este domingo es conocido bajo el nombre de Alegría. Por fin son colmadas las esperanzas de todo el pueblo, porque la figura del Mesías insufla aire fresco al peregrinar de los hombres y encontramos en El un horizonte seguro para llegar a la plenitud que anhelamos: la felicidad sin límites. La fe en Cristo nos impulsa a transformar el mundo y a predicar un sistema de valores, con Dios como primera garantía de nuestra existencia y de la meta definitiva. En esta dimensión de fe, el dolor, la enfermedad, la pobreza, las desilusiones, los contratiempos, las desgracias familiares, personales y sociales y todo lo que acaece... son aceptadas como algo consustancial a la existencia humana y valoradas con perspectiva salvadora.. Sabemos que Jesús no ha venido a quitarnos los sufrimientos, sino a darles sentido. La seguridad de sentirnos salvados nos anima a juzgar los sucesos con mirada positiva y a vivir alegres; un cristiano triste es un triste cristiano. El caos moral que vivimos, el desconcierto que invade nuestras comunicaciones humanas, el egoísmo auspiciado por los adelantos técnicos, o el mismo deterioro de la sensibilidad hacia los demás, no pueden sumirnos en el abatimiento, porque el BIEN termina triunfando siempre sobre el MAL. De otra forma, la obra de la redención carecería de sentido. Pero es cierto que, a pesar de la alegría de la fe, nos aguardan continuas tensiones a lo largo de toda nuestra vida. “Hasta la misma creación- decía S. Pablo, gime con dolores de parto aguardando la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo” Conocemos nuestra condición de hijos de Dios, pero “todavía- según San Juan- no se ha manifestado lo que seremos. Cuando aparezca Cristo, lo veremos tal cual es y seremos semejantes a El”.
Mientras tanto, San Pablo nos invita en la Carta a los Filipenses a mantener una esperanza activa, a implicarnos en las tareas que nos corresponde realizar, pero sin agobios que nos lleven a la desilusión y el desengaño.
Santo Evangelio:
Según San Lucas 3, 2b-3. 10-18 *La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?"*
Dios dirigió su palabra a Juan Bautista, el hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Éste comenzó a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?". Él les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto". Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". Él les respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo". Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible". Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Reflexión
Sigue siendo Juan el Bautista el personaje central. Su llamada a la conversión exige un radical cambio de vida en lo quehaceres de cada uno. La pregunta que le hacen diversos trabajadores sobre lo que tienen que hacer, cobra hoy plena actualidad y me la hago también a mí mismo. Voy a dar una triple respuesta:
1. No perder la calma ni desesperarme. Los tiempos actuales no son mejores ni peores; son los que me toca vivir y, además, de modo ineludible. Los lamentos sirven de poco cuando espero que el otro haga lo que yo debo hacer. La historia es una lección del pasado, pero puede aclararnos el presenta y marcarnos pautas para el porvenir; despreciarla es de necios. Si asumo mis creencias y responsabilidades con nobleza y rectitud, no debo tener miedo a la verdad y anunciarla con todas mis fuerzas. Si detecto injusticias, he de denunciarlas y, al mismo tiempo, aportar soluciones a los problemas. Callar es bueno, sobre todo cuando lo que digo no ha sido meditado previamente. Se lee en un proverbio chino que el necio dice más de lo que sabe, el prudente tan sólo lo que sabe y el sabio únicamente lo que deber decir. No puedo cambiar el curso de la historia, pero sí mis actitudes. Y hoy estas actitudes me exigen un compromiso mayor en el ámbito religioso y político, porque estoy firmemente persuadido- lo afirmo- que el silencio de los “buenos” da alas a los malos. Si los “buenos”, que somos mayoría, dominamos las calles y la vida pública, se reducirían los espacios de la maldad y la convivencia sería mucho más agradable y feliz.
2. Los problemas del mundo nos desbordan. La falta de soluciones globales pueden generar en mí sentimientos de impotencia y desánimo, pero no de claudicación. Si no puedo construir un palacio, construiré una casita o una choza. A menor escala, nadie me impide contribuir a generar amor y entrega en mi casa, parroquia, comunidad o barrio, ser coherente y justo. En medio de un ambiente frívolo hacia la corrupción, es importantísimo testificar los valores evangélicos y contraponer ante los abusos el gozo del compartir solidario, que entra dentro del auténtico espíritu de la Navidad.
3. Las agresiones verbales hacia la Iglesia y hacia todo lo que suene a religioso por parte de grupos de laicistas beligerantes y excluyentes me producen sentimientos de asco y rechazo, pero no debo perder la calma. El Gobierno en curso, amparado por mayorías parlamentarias, probablemente saque adelante en el Congreso la aberrante y genocida ley del aborto, trate de quitar los símbolos religiosos para implantar otros y quizás se atreva a meterse con la Navidad y la Semana Santa, pero no podrá borrar la huella de Dios grabada en el corazón de cada hombre o mujer abiertos a lo trascendente. Las ideologías mueren, el poder pasa y el hecho religioso continuara, si cabe todavía más fortalecida. Al fin, prevalece y prevalecerá la verdad, tal como queda reflejado en uno de los libros sapienciales de la Biblia: “Para el que cree, todo lo que sucede, sucede para bien”. Construyamos día a día nuestro propio ser, creando nuestro proyecta personal y dejando actuar a Dios en nosotros, porque nuestra vida está en sus manos y nadie nos arrebatará la alegría de ser cristianos.
Hoy debemos encender la vela de la ALEGRIA, porqué el Señor ya se encuentra cerca, muy cerca de nuestra puerta, y debemos estar ALEGRES para recibirle. |