Esta historia se dio cuando todavía no se habían inventado los teléfonos, ni fijos ni móviles.

Al comenzar la reunión, noté en los hermanos un apagón de ánimo,  estaban enojados pues el día anterior no me presenté a predicar. Comencé en primer lugar por pedir perdón.

¿Por qué razón no me presenté en la iglesia, dejando plantada a la congregación?

Tuve un día de orar por enfermos, tratar problemas y otras actividades; llegué a casa cansado y con poco tiempo para preparar el mensaje, el tema elegido para predicar era: "El Buen Samaritano" (Lucas 10: 25-37).

Cuando mas prisa tenía, preparando rápido el mensaje, llega a casa un visitante inesperado.

Se trataba de un compañero de estudios de la facultad, que andaba en malos caminos. Intenté dejarle plantado y salir para la iglesia, pero comenzó a llorar, estaba temblando, necesitaba atención y ayuda.

¿Era justo dejar tirado al necesitado para ir a predicar y servir a los ya creyentes en Cristo?

De repente me di cuenta que estaba siendo el sacerdote y el levita del Evangelio de Lucas, que pasaron de largo dejando al herido tirado en el camino y decidí ser El Buen Samaritano.

El sacerdote y el levita, vamos a imaginar que iban a hacer un culto y les pareció que servían mas a la religión dejando al herido en desamparo.

Qué hipocresía hubiera sido haber dejado a este hombre tirado por ir a predicar sobre "El Buen Samaritano". Le dediqué todo el tiempo para que pudiera desahogarse de su problema.

El sistema religioso se puede convertir en el mayor enemigo del evangelio de Jesucristo.

Cuando el culto se convierte en un fin en si mismo, en vez de ser un medio que nos lleva a Dios y su voluntad, estamos en un culto ritual y muerto habiendo desplazado a Cristo del centro de adoración, para poner a la reunión como centro.

"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19: 10).

Dice el refrán: "Una cosa es predicar y otra dar trigo". Jesucristo es El Buen Samaritano que nos recogió cuando estábamos caídos. Vino a dar mucho mas que trigo. Ve, y haz tu lo mismo. Si solo tenemos religión, lo que nos falta es salvación en Cristo.

"Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo" (Juan 5: 17).

El llamado de Dios es para extender su reino y no para calentar bancas y dormitar, por haber establecido prioridades lejos de la voluntad de Dios en tanto que las almas se pierden.

El que es de Dios, las palabras de Dios oye, si estamos en comunión con Dios, haciendo su voluntad, seremos guiados por el Espíritu a toda verdad, para tomar decisiones acertadas.

"La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Lucas 10: 2).

"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16: 15-16).

Añadid a la fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal, amor...

"Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo" (2 Pedro 1: 8)