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Al escuchar el granjero un grito de auxilio, acudió a una ciénaga cercana, en la que salvó de la muerte a un joven, hundido en el fango.
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Al día siguiente se presentó en casa del granjero, un noble, a recompensarle por haber salvado a su hijo de la muerte en la ciénaga.
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El granjero no aceptó tal recompensa, le pareció que solo hizo lo justo.
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Pero el noble, se ofreció a pagar los estudios al hijo del granjero.
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El hijo del granjero se graduó en la St. Mary´s Medical School de Londres, y fue Sir Alexander Fleming, el famoso descubridor de la penicilina.
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Años mas tarde, el hijo del noble, el mismo muchacho que fue salvado en la ciénaga, se enfermó gravemente de neumonía, y fue curado gracias a la penicilina, cuyo descubrimiento había sido hecho por Sir Alexander Fleming, el hijo del granjero.
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El noble era Lord Randolph Churchil y su hijo es el mundialmente conocido Sir Winston Churchil, un hombre clave en la historia de Europa y del mundo.
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Las acciones del granjero y del noble fructificaron en dos grandes figuras de la humanidad para salud y esperanza de millones de personas.
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¡Grandes puertas giran sobre pequeñas bisagras!.
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Las buenas acciones tienen recompensa.
“No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9)
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"pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6: 7b)
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"No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo". (Proverbios 3: 27)
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Jesucristo dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20: 35b)
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"Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.". (2 Tesalonicenses 3: 13)
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