Con paciencia esperé que el Señor me ayudara, y él se fijo en mí y oyó mi clamor.
Me sacó del foso de la desesperación, del lodo y del fango.
Puso mis pies sobre suelo firme y a  medida que yo caminaba, me estabilizó. 
Salmo 40:1-2

Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sión;
no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre
Salmo 125.1

Cuando día a día edificas tu fe sobre las verdades de la Palabra de Dios,
construyes una base sólida que no se agrietará bajo las presiones del
mundo.  Sobre esa base, comienzas a construir tu lugar en el mundo.
Cuando te enfrentes a las batallas de la vida, alguna serán tan fuertes como
para derribar las paredes, pero tus cimientos seguirán siendo fuertes,
firmes y no temblarán fácilmente, porque las verdades de Dios son eternas.

Dios te bendiga,

Perla