VIVIENDO POR ENCIMA DE LO NATURAL Filipenses 4: 4-7 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” 1. El regocijarse en el Señor “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!...”: ■a) Es una decisión: Podemos decidir vivir conforme a las circunstancias, y dejar que estas nos afecten, incidiendo en nuestro carácter antiguo y carnal; o podemos decidir que eso no sea así. Es un asunto de fe y de confianza en Dios. ■b) Es una actitud: Y como tal, deberá ser aprendida, ya que no surge espontánea de nosotros. La actitud también es una decisión. Podemos desarrollar una actitud contraria al gozo del Señor, o conforme al gozo del Señor. ■c) Es un creerle de veras a Dios: Podemos creer a Dios a medias, o podemos creerle a cabalidad. Si decidimos creerle enteramente, conforme el puede ser creído (ya que Él nos ha manifestado Su carácter y voluntad), entonces la consecuencia inmediata será el regocijo, no por otra cosa, sino por Quién y cómo es Él. Pablo aprendió a gozarse en el Señor. No porque todo le iba bien (conforme a la felicidad que este mundo entiende), sino porque sabía que el Todopoderoso estaba con él y a su favor. El gozo de los creyentes es una realidad que no se relaciona ni se inmuta por las circunstancias de la vida, sino que está basada en una verdadera relación; la cual es imperturbable e inmutable con el Señor. “Regocijaos en el Señor siempre.
Miguel Rosell, pastor de Centro Rey; Madrid, España.
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