Marcos 6:34.Este versículo muestra con claridad de qué manera en particular se sintió impulsado Jesús a expresar su compasión: enseñando a la gente y satisfaciendo sus necesidades espirituales. Jesús había dicho con anterioridad en su ministerio: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado” (Lucas 4:43). Sin embargo, nos equivocaríamos si pensáramos que Jesús proclamó el mensaje del Reino por un mero sentido del deber, de manera mecánica. No, lo que lo impulsó principalmente a predicar las buenas nuevas fue su compasión amorosa por la gente. El mayor bien que Jesús podía hacer, incluso a los enfermos, los endemoniados, los pobres y los hambrientos, era ayudarlos a conocer, aceptar y amar la verdad del Reino de Dios. Esta era una verdad de fundamental importancia por causa del papel del Reino en la vindicación de la soberanía de Jehová y la bendición permanente de la humanidad.
La predicación del Reino que Jesús llevó a cabo era parte importante de la razón por la que vino a la Tierra. Cerca del fin de su ministerio terrestre, dijo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (Juan 18:37). Hemos visto en los dos artículos anteriores que Jesús fue un hombre que sentía compasión: era bondadoso, accesible, considerado, confiable y, sobre todo, amoroso. Debemos valorar estos aspectos de su personalidad si queremos entender de verdad la mente de Cristo. Es igualmente importante que nos demos cuenta de que la mente de Cristo implica también la prioridad que él dio a la obra de predicar y enseñar.
Debemos estar muy agradecidos de que Jehová nos haya revelado la mente de Cristo. Mediante los Evangelios podemos conocer mejor los pensamientos, sentimientos, cualidades, actividades y prioridades del hombre más grande de todos los tiempos. Queda de nuestra parte la responsabilidad de leer lo que la Biblia revela acerca de Jesús, meditar sobre ello y ponerlo en práctica. Recordemos que para actuar como lo hizo Jesús, tenemos que aprender primero a pensar, sentir y evaluar los asuntos como él lo hizo, al grado que la imperfección humana nos lo permita. Por lo tanto, resolvámonos a cultivar y demostrar la mente de Cristo. No hay ninguna manera mejor de vivir, ninguna manera mejor de tratar a las personas y ninguna manera mejor, para nosotros y para los demás, de acercarnos a Aquel a quien él reflejó perfectamente, nuestro compasivo Dios,
Gracias hermanita Sra Sara por tu mensaje tan edificante y lleno del amor de Dios.
Recuerda siempre hermanita: Dios siempre te usara como instrumento de Dios en la evangelización de su palabra.
Te deseo todo lo mejor para ti y toda tu bella familia
Hermes Sarmiento G.
De Colombia
Cristiano católico
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.