Dios está siempre dispuesto a hablarle a su vida. ¿Está usted listo para escuchar? por Charles F. Stanley ¿Siente vacía su vida espiritual? ¿Ha perdido interés en congregarse con el pueblo de Dios? ¿Está leyendo la Biblia más por obligación, que para disfrutar un grato tiempo con el Señor? El agobio de la vida es capaz de embotar nuestros sentidos espirituales. En vez de anhelar una comunión más cercana con Cristo, muchos creyentes encuentran placer y satisfacción en las cosas del mundo. El resultado es que nos movemos día tras día, y semana tras semana, sin la alegría y la satisfacción que son posibles por medio de una relación estrecha con el Señor. La triste verdad es que algunos cristianos se conforman con tener una relación distante con Dios. Desde su perspectiva, Jesús está muy lejos en el cielo. Pueden orar de vez en cuando, pero no tienen idea de cómo experimentar el tipo de relación que alguna vez creyeron posible. Lo que ellos no entienden es que Dios anhela realmente relacionarse con ellos, y también con usted. ¿Qué significa tener un encuentro con Dios? Aunque el Señor normalmente se comunica con nosotros por medio de la oración, la Biblia, y la intervención del Espíritu Santo, a veces viene a nosotros de una manera más dramática, como lo hizo con el profeta Isaías (Is 6). Tales momentos… Son inesperados. La palabra encuentro transmite la idea de una reunión inesperada. Cuando Isaías fue al templo cierto día, no tenía idea de que algo trascendental sucedería. Era un día normal como todos, hasta que el Señor se le apareció con un despliegue deslumbrante de su gloria. Son provocados por Dios. No podemos manipular esta clase de experiencias. Nuestra responsabilidad es mantener abiertos nuestros oídos espirituales y ser receptivos. Luego, cuando Dios tenga algo que decirnos, estaremos listos para escucharle. Siguen sucediendo hoy. Los relatos de la Biblia describen a Dios teniendo comunicación inesperada con las personas. Puesto que el Señor nunca cambia, Él sigue tratando con la humanidad de maneras grandiosas e imprevistas.
|