El salmista conocía perfectamente la importancia de los momentos de silencio y de calma.
Dios mismo "reposó" al séptimo día.
Además, aunque Jesús tenía más mensajes para predicar y personas para sanar, solía apartarse de las multitudes
y descansar un poco (Mt 14.13); Mr 6:31). El Señor sabía que es insensato seguir acelerando toda la vida cuando
el indicador del combustible corporal dice constantemente "agotado"
¿Cuándo fue la última vez que te hiciste eco de las palabras del salmista: he acallado mi alma (Salmo 131.2)?
coloca un cartel de "pare" en la intersección de tu ajetreada vida. Busca un lugar para estar a solas.
Desconecta las distracciones que te impiden escuchar la voz de Dios a través de Su Palabra.
Déjalo que renueve tu corazón y tu mente con la fortaleza necesaria para vivir una vida para Su gloria.
PERLA