La respuesta de Jesús nos brinda un modelo consolador. En vez de restarle
importancia o de criticar a Juan, el Señor señaló los milagros que Él estaba haciendo.
Como testigos presenciales, los discípulos de Juan podían volver adonde estaba su
mentor para transmitirle una vívida certeza. Pero, además, Jesús utilizó palabras
y frases (v.22) tomadas de las profecías de Isaías sobre la venida del Mesías (Isaías 35:4-6;
61:1), las cuales, con toda seguridad, Juan conocía muy bien.
Después dirigiéndose a la multitud, alabó a Juan (Lucas 7:24-28) y eleminó
toda duda de que se hubiera ofendido porque este necesitaba asegurarse a
pesar de todo lo que había visto (Mateo 3:13-17).
Cuestionar y dudar, reacciones humanas comprensibles son oportuniddes
para hacerles recordar, reafiormar y reconfortar a aquellos que son presa de la incertidumbre.
el Espíritu Santo nos hace recordar en el momento preciso, la promesa
que necesitas en esa circunstancias que estás atravezando, apropiate de ella
y no la sueltes, Dios no sabe fallar y Sus promesas son
sí, y amén en Cristo Jesús, Señor y Salvador nuestro.