Fíate de Jehová de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas. -Proverbios 3:5-6
Ese mandato en realidad llega hasta lo más profundo de nuestra vida cristiana. ¿Confiamos plenamente en el Señor? “De todo corazón” significa que nosotros confiamos en Él en todo y con todo lo que nosotros somos. ¿Puedo confiar en el Señor sin que importe lo que venga, bueno o malo? ¿Podemos confiar en Él a pesar de todo el dolor o el sufrimiento que tengamos que soportar, a pesar de la prueba que tengamos que afrontar? ¿Confiaremos en Él cuando nuestros sueños se frustren y se consuman? ¿Confiamos en el Señor plenamente, sin que importe lo que ocurra?
La alternativa es confiar en nosotros mismos, apoyarse en nuestra propia comprensión. Podemos escoger confiar en nuestra propia interpretación de los sucesos en lugar de confiar que Dios esta dirigiendo nuestros pasos. Cuando las cosas en nuestra vida parecen estar fuera de control, nosotros tenemos que recordar que Dios nos ama y que en todo Él está obrando para nuestro bien. No debemos entender todo lo que nos ocurre. Debemos aprender a confiar en Dios en vez de confiar en nuestra capacidad para darle sentido a las cosas.
Uno de mis libros predilectos de la Biblia es el libro de Job. Él tuvo más problemas que la mayoría de nosotros podamos imaginar. Todos sus hijos murieron cuando estaban adorando a Dios en una de las casas de uno de ellos. Luego perdió todos sus animales, todos sus cultivos, toda su riqueza. Después se enfermó y se sentaba sobre cenizas lamentándose y rascándose las llagas. Lo único que le había quedado era su esposa y no le apoyaba en nada. Ella le dijo que maldijera a Dios y muriera.
Job tenía algunos amigos que fueron a verlo, y durante la primera semana solamente se quedaron callados sin decir una sola palabra. Solamente lloraron con Job y se compadecieron de él. Eso fue sabio y bueno. Pero después de siete días los amigos abrieron su boca y toda su sabiduría desapareció. Llegaron a conclusiones ridículas con relación a su dura situación y responsabilizaron de ello al pecado de Job. Ellos pensaban que estaban siendo espirituales y de gran ayuda. Tenían su propia comprensión de los acontecimientos y estaban completamente equivocados.
Finalmente Job mismo le preguntó a Dios: “¿Cómo voy a entender esto?” Mi corazón es recto. Soy un hombre íntegro. No puedo hallar pecado alguno en mi vida. No tengo idea de por qué me está pasando todo esto”. Job no sabía que Dios estaba promoviendo que Satanás probara su fe, para demostrar que la fe salvadora no puede ser destruida por la tragedia. Job le pidió a Dios que le explicara por qué estaba sufriendo. La respuesta de Dios fue: “No, no te lo voy a explicar. ¿Por qué debiera explicarte algo? ¿Qué te hace pensar que pudieras entender?” Dios le reveló a Job su poder creador y su grandeza infinita.
Al final Job sencillamente dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto…me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). Estaba diciendo, en realidad: Siento mucho haberte cuestionado. Solo voy a confiar en ti. En respuesta a esa confianza, Dios volvió a dar a Job una familia y mayores bendiciones de las que había conocido antes.
Nosotros no podemos descansar en nuestra propia interpretación de las cosas que suceden en nuestra vida. Nosotros solo podemos descansar en el Señor. Confiemos en Él con todo nuestro corazón. Reconozcámoslo en todo momento. Él abrirá un camino que nosotros nunca habíamos esperado. Esa es su promesa.
Que el Señor los bendiga y los asista siempre en su diario caminar.
Gracias hermanita Sara.
Por tu bello mensaje lleno del amor de Dios.
Que El Señor de los cielos continúe derramando muchas bendiciones.
Dios te bendiga y te cuide amada hermanita.
Gracias por tu bella amistad
Hermes Sarmiento G.
De Colombia
Cristiano católico