Como hijos de Dios, nosotros a veces creamos imágenes de nuestro
Padre celestial que no son correctas.
Quizá lo vemos como un Dios falto de afecto cuando corrige conductas
pecaminosas en nuestra vida. Y como la disciplina es dolorosa
(Hebreos 12:11), podemos suponer que su corrección es una forma de
venganza divina o el resultado de su enojo. En realidad, es una prueba
de Su amor a nosotros. La... Biblia dice: “Porque el Señor al que ama,
disciplina” (v.6). Él nos disciplina para nuestro beneficio, para que
“participemos de su santidad” (v.10) y para que experimentemos la paz
que surge de vivir una vida recta (v.11).
Si hoy estás enfrentando la disciplina de Dios, recuerda que no está mirándote
con el ceño fruncido ni sacudiendo el puño en venganza. Píntalo como un Padre
que se preocupa por ti y que corrige con amor a su hijo en quien se deleita.