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Hace años, un turista que recorría el este de Irán montado en un burro, contó lo siguiente: Llegué a un gran terraplén de forma circular, cerrado con plantas muy espinosas, con tan solo una pequeña apertura.
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Mientras me detenía pensando qué utilidad tendría eso, vi pasar a un aldeano, me acerqué a él y le pregunté para qué se utilizaba el cercado.
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–Para las ovejas –contestó el hombre–. De noche se las trae aquí para protegerlas. –¡Ah! –le dije– ¿por eso amontonaron esas plantas espinosas?.
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–Si, es un resguardo contra los lobos –repuso el aldeano–. Cuando un lobo trata de entrar para atacar las ovejas, se encuentra con las espinas; éstas lo lastiman y sus movimientos provocan ruidos que despiertan al pastor; así puede ahuyentarlo.
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–Es una buena idea –proseguí– ¿pero, por qué trata el lobo de pasar por encima del cercado? Podía penetrar fácilmente por la entrada, pues no veo ninguna puerta.
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–No –repuso el buen hombre–, usted no entiende. Las ovejas descansan en el redil y el pastor duerme en la apertura. Él es la puerta.
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De pronto comprendí el versículo del Evangelio que siempre me había sorprendido y al que no le hallaba una explicación satisfactoria.
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En el capítulo 10 del evangelio de Juan, Jesús dice así:
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"Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos". (Juan 10: 7-9)
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Para entrar en el redil de Dios, Jesús es la puerta, no hay otra forma. Jesús es el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre si no es por Jesús. Solo en Jesús hay salvación y no hay otra manera; "el que por mi entrare, será salvo".
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Jesús, es la puerta que abre la entrada a su redil y también es el pastor.
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"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas". "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas". (Juan 10: 11, 14-15)
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Salmo 23
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"Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días".
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