La Paradoja del amor que Perdona
El concepto de amor de Dios es radicalmente distinto del nuestro. Nosotros tendemos a amar lo que nos gusta.
Él ama lo que más nos conviene. Nosotros nos inclinamos a perdonar cuando creemos que es lo mejor para nosotros.
Él quiere que perdonemos cuando es lo mejor para la otra persona. Nosotros nos inclinamos a aceptar
o que es cómodo y a evitar lo que causa dolor. Él nos dice: El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo,
aplicándoos a lo bueno” (Romanos 12:9).
Amar a los demás require que estemos dispuestos a perdonar,. Perdonar a los demás require que estemos
dispuestos a amar. Ambos requieren una relación con Dios cada vez más profunda que nos convierta en un
reflejo de Su buen corazón hacia aquellos con quienes nos relacionamos. Sólo entonces “se perfecciona el
amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como Él es, así somos también
nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17). La capacidad de amar y perdonar puede empezar únicamente después de que hayamos sido perdonados por Dios.
¿Ha dado usted ese primer paso? ڕHa experimentado el gozo de una relación restaurada con Dios por medio
del perdón de sus pecados que Él ofrece a través de la fe en Su Hijo? Si no lo ha hecho, humíllese, reconozca
su incapacidad de pagar la deuda por su pecado, pídale que le perdone y acepte Su perdón. Acepte a Cristo Jesús hoy y comience a experimentar la libertad de perdonar a los demás como Dios le ha
perdonado a usted.
PERLA
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