La sabiduría de otro mundo
Es probable que constantemente tratemos de evitar el modo de pensar mundano, pero para adoptar realmente la sabiduría que viene de Dios, tenemos que mirar más allá de lo evidente y descubrir una forma nueva de ver las cosas.
Cuando usted escucha la palabra “mundano”, ¿qué le viene a la mente? Comúnmente los cristianos la usan para referirse a las cosas que el mundo valora, como son la riqueza material, los conocimientos académicos o la búsqueda del placer. Sin embargo, la Biblia se refiere a la “sabiduría” mundana de una manera mucho más compleja.
Debido a que la mundanalidad estaba tan extendida en la iglesia primitiva, los apóstoles lucharon contra ella y escribieron sobre sus peligros. No estaban alertando en contra del razonamiento humano, que ellos mismos utilizaban a menudo cuando predicaban entre personas que valoraban altamente el discurso intelectual. Tampoco esta mundanalidad se refería a la moralidad externa. Iba más allá, digamos, de la tolerancia sexual, la embriaguez o la codicia. Más bien, la vemos caracterizada en sus epístolas como una fuerza sutil que podía convertir al creyente más fiel en un hipócrita.
LEER Santiago 3.13-18
De acuerdo con Santiago, la mundanalidad tiene su raíz en el orgullo, en el enfoque en uno mismo, y en el deseo de ser reconocido como superior a los demás, todo lo cual comienza con escuchar la voz sutil de Satanás (4.4-8). Más adelante en su carta, Santiago confronta a los creyentes en cuanto a la manera de pensar mundana que los estaba llevando a ser infieles a Dios. Por eso los exhorta a resistir esa influencia de Satanás, humillándose deliberadamente delante del Señor y acercándose a Él.
El apóstol Pablo expresó la misma frustración con las actitudes mundanas e inmaduras que había visto en la iglesia de Corinto (1 Co 3.1-3; 18-20).
Al apóstol le preocupaba que aunque afirmaban seguir a Cristo, se estaban amoldando al patrón del mundo al tratar de elevarse a sí mismos, haciendo que esto los hiciera sentirse merecedores del aplauso humano.
La mundanalidad oscurece la visión espiritual, y su veneno puede afectar a cualquier persona en acción o pensamiento. No tienta solamente dentro del ámbito de los llamados asuntos “mundanos”; de hecho, puede ser más devastadora dentro de la iglesia. La falsa sabiduría centrada en uno mismo está en actividad no solamente en el ateo que escupe opiniones arrogantes y estrechas por medio de sus comentarios en Internet, sino también en el cristiano que lanza opiniones igualmente arrogantes y estrechas como respuesta. Más que el contenido de su pensamiento, está la actitud del corazón desde la cual habla y actúa. La mundanalidad dice: Yo tengo la razón. Mi manera de pensar, mi raciocinio es superior, por consiguiente, soy superior. Es por esto que las disputas y el egocentrismo tienen su origen en esta clase de “sabiduría” (Stg 4.1-3; 3.15, 16).
Ambos apóstoles fueron muy severos con los cristianos por ceder a este engaño, porque éste maniobra en contra de los planes del reino de Dios y de su llamamiento a nuestras vidas. Nuestra realidad debe ser diferente a la del mundo, y cuanto más unidos estemos a Cristo, más clara debe ser nuestra visión espiritual. La sabiduría que viene de Dios está arraigada en la verdad de la presencia y el poder vivificador del Espíritu Santo, que busca la reconciliación y la inyección de gracia donde no existen (Stg 3.17, 18). Este ministerio de reconciliación (2 Co 5.18) es un terreno fértil para la santidad —el trabajo purificador y creador del Señor que corrige todas las cosas, conforme al corazón de Él. Por último, la sabiduría que viene de Dios es impulsada por un verdadero deseo de ver la mano redentora del Señor en perfecta libertad para actuar en cualquier situación, de modo que venga su reino y su voluntad sea hecha en la Tierra.
REFLEXIÓN + EXPLORACIÓN
• Podemos asegurar que conocemos a Dios y que actuamos en su nombre, pero si hemos caído en las garras de la manera de pensar mundana y engreída, estamos en peligro de destruir todo lo que el Señor Jesús nos ofrece.
Lea Juan 5.39-44. ¿Cómo puede la orgullosa confianza en el conocimiento de la Biblia impedir que el corazón de una persona alcance la sabiduría que viene de Dios? ¿De qué manera la advertencia de Jesús a las personas religiosas de su tiempo le habla a usted personalmente hoy?
• El fruto de la sabiduría que viene de Dios hace que nos volvamos de nuestros propios caminos y que nos dirijamos al Señor para confiar plenamente en Él, mientras que una perspectiva mundana nos aleja cada vez más de la vida y la salvación que Dios ofrece.
Lea 2 Corintios 7.10. ¿Cómo puede ese principio ayudarle a evaluar su corazón y discernir la motivación de sus acciones y sus sentimientos?
• Cuando confiamos en nuestra propia sabiduría, nos engañamos y desperdiciamos nuestros esfuerzos yendo en busca de satisfacción. Por el contrario, los caminos de Dios nos conectan a la plenitud de sus planes y nos producen gozo cuando se convierten en realidad.
Lea Isaías 55.1-3, 8-13. ¿Cómo cambiaría su vida en este momento, si aceptara la invitación de Dios a disfrutar de su sabiduría y de rendirse a ella?
Charles Stanley


