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No quiero que veas esta enfermedad como una prueba de la que Yo me desentiendo,
en la que te abandono a tu suerte.
En realidad nunca ha sido así,y de ninguna manera quiero que lo sea ahora.
Se me parte el corazón al verte sufrir, no solo a causa del dolor físico,
sino también por las consiguientes batallas mentales y espirituales,
la sensación de impotencia y de desesperación.
Créeme, nunca permitiré que a ti, que me amas, te ocurra algo que de algún modo
no redunde en tu bien. Aférrate a esa promesa.
Sé que sufres, y eso me conmueve.Estoy aquí mismo, a tu lado.
En realidad, aún más cerca:te envuelvo, cubro todos los puntos dolorosos
y te proporciono alivio como solamente Yo sé hacerlo. No te dejaré ni por un instante.
En los momentos de dolor, te daré un respiro.
En los momentos de angustia, seré tu consolador.Cuando te asalten las dudas,
avivaré tu fe.
En tu hora más oscura, seré la luz que te guíe.En tu tormento, seré tu refugio.
Cuando sientas un vacío por dentro, lo seré todo para ti.
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DE JESUS, CON CARIÑO
YO TE SANO
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