Es emocionante pensar que con Dios todas las cosas son posibles. En nuestro pensamiento humano, chocamos con muros de ladrillos, por así decirlo, cuando nos enfrentamos con algo que nos resulta imposible de hacer. Nos sentimos frustrados y sin esperanzas. Pero, con Dios, nada es imposible. Cuando ponemos nuestra confianza en Él, se abre otro mundo para nosotros, un mundo de posibilidades que jamás podríamos considerar posible en lo natural.
Nosotros podemos prácticamente agotar tratando de lograr algo y, cuando finalmente nos rendimos y nos volvemos hacia Dios, lo vemos a Él hacer con facilidad aquello por lo que nosotros habíamos luchado durante largo tiempo. Lo sé porque me sucede una y otra vez.
Me alegra servir a un Dios de posibilidades. La mera palabra imposible me hace sentir sin esperanzas y frustrado. Yo siempre quiero creer que hay esperanza, por muy mal que se vean las cosas.
Si Dios puede tomar un corazón duro, pecador, odioso y amargado y hacerlo suave, santo, amoroso y perdonador, entonces, en cuanto a mí concierne, puede hacer cualquier cosa. Yo creo que algunas veces no llegamos a comprender el milagro que es nuestra salvación. Somos hechos criaturas completamente nuevas y se nos permite iniciar una vida totalmente nueva por haber aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador. ¿Qué cosa puede ser más asombrosa que ésta? No en vano el Evangelio es llamado las "buenas noticias".
Dios puede cambiar corazones, sanar un cuerpo enfermo, hacer renacer un matrimonio o restaurar las finanzas. Él puede alimentar a cinco mil personas con el almuerzo de un muchachito, caminar sobre el agua, leer los corazones de los hombres y cualquier otra cosa que quiera hacer. Nada es imposible para Dios. Nunca miremos una situación y pensemos o digamos "Es imposible". Puede ser imposible para los hombres, pero para Dios todas las cosas son posibles.
Si seguimos orando y creyendo, Dios puede seguir trabajando, pero si nos rendimos, cerramos la puerta del milagro que Dios planea hacer para nosotros. Nosotros podemos decir: " no comprendo qué lío tengo en mi vida". Mi consejo es que le pidamos a Dios que tome nuestro lío y lo convierta en su mayor milagro. Él puede hacer que obre para su bien y que nosotros tengamos un testimonio que aliente a otros. Para Dios, todas las cosas son posibles.
Gracias hermanita Sra Sara por tu bello mensaje.
Dios te bendiga.
Hermes Sarmiento G.
Cristiano Católico