Soy probablemente la menos calificada para hablarle de santidad, excepto que mi esposo y yo hemos sido tacados por el fuego purificador. En mayo de 1997, el Señor llamó la atención de mi esposo por seis días y le habló sobre la condición de su iglesia. El Señor le dijo: " Noventa y ocho por ciento de santidad no es suficiente. Mi iglesia ha dejado que el veneno entre en sus menttes, pecado en su vida" Lo puro no es puro a menos que sea cien por ciento.
Se puede imaginar la carga de compartir ese mensaje con otros. Empieza por preguntarse: Señor, pero cómo podemos ser santos cien por ciento, puesto que soy yo quien le digo a otros de la necesidad de serlo." Ese mismo año el Señor en su misericordia me llamó a un ayunó prolongado. M i experi3encia fue que mientras más me alejaba dela comida y de mis deseos carnales, más me acedrcaba a Élo. No había lista de "Hágalo o no lo haga" que pudiera hacer paqra hacerme más acedptable a Él. Me recordó otra vez que la santidad no era una lista, sino
una persona, Jesucristo. Solo cuando su fuego nos purifica y nos imparte su santificación podemos estar cercda de Él. Pero el fuego purificador y su santificación son cosas reservadas para los que le temen. Sus ojos están siempre sobre el humilde. Me gusta pensar que Dios está escribiendo un libro de memorias para los que le temen, y me lo imagino escribiendo mi nombre allí (Véase Malaquías 3.16). El apóstol podía decir: Mi conciencia no me condena" (Véase 2 Tim 1.3), y él llamó a otros a seguirle como él seguía a Cristo. Es solo con humildad que podríamos pensar pedirle como él seguia a Cristo. Es solo con humildad que podríamos pensar pedirle a otros que nos imitaran. Tenemos que parender a enseñar y predicar santidad con lágrimas en nuestros ojos. Tenemos que permanecer humildes y dóciles en su presencia. Cuando fallamos, nos arrepentimos y dejamos que Él nos purififique y quite nuestro pecado. No hablo de vivir una clase de vida pecadora y etonces confiar en su gracia para arreglar las cosas. La gracia no cubre el pecado cuando no confesamos y renunciamos. Mujeres de Dios, deseo para cada una de ustedes esta bendición de la que se habla en 1 Tesalonicenses 5:23-,24. "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espiritu, alma y cuerpo sean guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo, Fiel es el que os llama, el cual también lo hará".
Kathleen Sataglini
Dios anhela que andemos en sus sendas de Santidad, Su Hijo Jeuscristo fue exactamente
igual que nosotros en Su ministerio terrenal, sufrió las mismas tentaciones, y tuvo serios problemas, pero no permitió que su mente, alma o cuerpo fuera presa facil de Satanás, se guardó puro y sin mancha, y nosotros tenemos al dulce consolador que nos puede ayudar a soportar cualquier tentación para que nuestros pies no se salgan da las sendas de santidad y podamos dar gloria y honra con nuestra mente, palabras y acciones al que es Digno de recibir toda gloria y toda honra por los siglos de los siglos. Amén y amén
La verdadera forma de como debemos caminar, es puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, que es Cristo Jesùs, es decir esa luz es la que debemos seguir,
y mantener encendida la llama de la fe que hay en nosotros.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espiritu, alma y cuerpo sean guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo, Fiel es el que os llama, el cual también lo lo hará". 1 Tesalonicenses 5: 23-24